Toros

Otra buena novillada en Madrid y otro novillero que torea y no mata

  • Los utreros de Nazario Ibáñez plantearon muchas opciones para el triunfo de una terna que no la aprovechó, aunque Antonio Puerta estuvo cerca de la puerta grande

Ganadería. Seis novillos de la vacada de Nazario Ibáñez, desiguales de presencia, bravucones y con clase a excepción del manso y geniudo cuarto de la suelta. NOVILLEROS: Mario Alcalde, pinchazo y estocada delantera y caída (silencio tras dos avisos); y pinchazo, media estocada tendida, estocada delantera y desprendida, y nueve descabellos (silencio tras dos avisos). Antonio Puerta, seis pinchazos y media estocada (ovación tras aviso); y cinco pinchazos, media estocada tendida y tres descabellos (silencio tras aviso). Rafael Cerro, pinchazo y estocada desprendida (aviso y vuelta por su cuenta tras petición minoritaria); y estocada atravesada y quince golpes de descabello (silencio tras dos avisos). Incidencias. La plaza de toros de Las Ventas registró un cuarto de entrada en tarde gris y con amenaza de lluvia, pero sin agua.

Una novillada que planteó muchas opciones para el triunfo, de la ganadería de Nazario Ibáñez, no fue, sin embargo convenientemente aprovechada por la terna en la tarde de ayer en la plaza de toros de Las Ventas, aunque el debutante Antonio Puerta estuvo cerca de la Puerta Grande, que no llegó a abrir por no matar bien a sus dos astados.

Siguen saliendo buenos novillos en la plaza de Madrid. Carmen Segovia, Espartaco, Monte La Ermita y en la tarde de ayer Nazario Ibáñez, han lidiado excelentes encierros en lo que va de temporada.

La pena es que todavía no se ha encumbrado ningún novillero. O, en todo caso, apareció el zamorano Alberto Durán, muy enterado en el manejo de la técnica, valiente y con personalidad, no obstante, manejando pésimamente la espada. Dos paseíllos ha hecho ya Alberto Durán en lo que va de año en la plaza de toros de Las Ventas, y ha dado mucho que hablar, por lo bien que torea y lo mal que mata.

Y, como Durán, en la tarde de ayer debutó el murciano Antonio Puerta, también con muy buen concepto pero sin acierto con la espada.

Antonio Puerta es un novillero que torea muy asentado, templa mucho y somete por abajo. No le preocupa estar en la cara del toro, en series de cinco, seis y hasta siete muletazos. Se le nota también la personalidad en los remates y "cositas" en los finales de serie. Un pedazo de torero si no fuera por lo mal que mata. Lo que puede dar de sí este Antonio Puerta lo prueba la legión de partidarios que arrastra a la plaza. Los tendidos seis y siete estaban repletos de paisanos suyos que se desgañitaron en olés en sus dos faenas. Un coro que sonó muy bien, muy justificado. Lo malo fue el desencanto por la suerte suprema, que no consumó. Antonio Puerta entra a matar echando la muleta y la espada a la vez, y así no es.

Como en el caso del novillero zamorano Alberto Durán, o aprende a matar pronto Antonio Puerta o pasa el tren de largo con una plaza reservada para él en primera clase.

Los que no están para viajar en ese hipotético sueño a la gloria de los que empiezan en la profesión, son Mario Alcalde y Rafael Cerro, dos novilleros involucionados que curiosamente toreaban mejor en sus comienzos.

Mario Alcalde anduvo con altibajos, confuso por momentos en su buen primero. Y perdido en el lunar negro del encierro, el cuarto de la suelta.

A Rafael Cerro le faltó ambición en sus dos buenos astados, sobre todo en el cuarto, que tuvo mucha calidad, mientras que en el último de la tarde tampoco terminó de pisar el acelerador en faena de más a menos.

La novillada del hierro de Nazario Ibáñez, buena, muy buena. Y al margen de actitudes y aptitudes, también las espadas, fatal. Hasta nueve avisos sonaron en la tarde venteña.

Pena de novillos.

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