Toros

Ni el agua ni el frío pudieron con el festival de la Escuela de Jerez

  • Éxito artístico y de público en la clase práctica celebrada en Chapín · En el festejo se cortaron 14 orejas y cinco rabos

La mayor determinante del festival de ayer en Jerez Chapín no fue el marcador de orejas, sino el barómetro. Aquello no parecía Chapín sino Valdemorillo, dado el calibre del meteoro que azotaba a los sufridos espectadores y a los toreros. Agua y frío, puyazo e isobara.

Francisco Ruiz Miguel lidió un novillo de su ganadería. El torero cerró una actuación con la raza y sitio de sus más aguerridas temporadas, moviéndose en la cara del toro como si anduviera por la calle Real de la Isla. Espartaco también desorejó a su novillo, donado por Santiago Domecq Bohórquez, y se le vieron momentos de mucha calidad con la zurda, templando con la mayor soltura en una faena de toreo fino.

Juan José Padilla fue el otro fenómeno meteorológico de la mañana. El nuevo Ciclón de Jerez salió como siempre: a darlo todo, incansable y entusiasta en todos los tercios ante su novillo donado por Torrestrella. No se le puede pedir más. Salvador Vega tuvo en suerte un novillo donado por Lola Domecq, estirándose con clase y recetando una de las estocadas de la mañana, dejando unas dobladas muy toreras. Igual que Padilla, cortó dos orejas y rabo.

Jesuli de Torrecera, que entró en el cartel por la vía de la sustitución de Javier Conde, volvió a sorprender ya que trasteó con el brillo y la soltura profesional de quien tiene muchos números en el cuenta kilómetros. Muy bien el torrecereño también, con mucha seguridad en la jurisdicción del toro, y que paseó el rabo de su oponente de Lagunajanda.

Cerraron plaza dos novilleros, antiguos alumnos de la escuela organizadora, el gaditano Fran Gómez y el isleño David Galván. El primero había traído a muchos aficionados de Cádiz y el organizador del festejo junto con Antonio Lozano, Eduardo Ordóñez, nos dijo que la organización había vendido más de dos centenares largos de entradas en su natal Cádiz. Galván, por su parte, atrajo a no pocos taurinos ya que está dando que hablar. Ambos pusieron el debido broche artístico al festejo con reses de Salvador Domecq y de Marqués de Domecq, respectivamente, ya muy cuesta arriba por arreciar el viento y el frío. Ha valido la pena.

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