Un inspirado Morante corta oreja y Perera asombra con sus quites
El de La Puebla hizo las delicias de sus partidarios en sus dos toros · La espada priva de un seguro triunfo al extremeño · Finito de Córdoba se fue de vacío en su retorno a la arena de El Puerto
GANADERÍA: Por orden de lidia: de Victoriano del Río, blando; de Zalduendo el segundo, descastado y parado, y el tercero, manso descastado; de Juan Pedro el cuarto, desangrado y aplomado, y el quinto, noble pero que se vino abajo perdiendo fuelle. Cerró plaza uno de Victoriano del Río, soso y rajado. TOREROS: Finito de Córdoba, que sustituía a Manzanares, de negro y azabache, estocada caída (Ovación y saludos) y dos pinchazos y estocada (Pitos). Morante de la Puebla, de negro con los bordados blancos, dos pinchazos, estocada corta y tres descabellos (Ovación y saludos tras dos avisos) y media tendida trasera (Oreja). Miguel Ángel Perera, que sustituía l lesionado Manzanares, de marino y oro, dos pinchazos y estocada trasera (Ovación y saludos tras aviso) y pinchazo y estocada (Ovación). INCIDENCIAS: Tres cuartos de entrada con aire de poniente fresco. Monterazo de Joselito Gutiérrez tras parear al tercero.
Tarde morantista en la Plaza Real, con la legión de peregrinos del toreo caro alborozándose cada vez que acariciaba una embestida el sevillano, que cortó una oreja a su segundo poniendo lo que no tenía un toro que se vino abajo.
La tarde de un inspirado Morante, que cortó la única oreja e hizo sonar con fuerza las palmas por bulerías pero quien puso al público en pie fue Perera con un, no menos inspirado, quite y que le robó también las palmas a compás a su legítimo destinatario. Finito pasó casi desapercibido, con la única recompensa de una ovación por el esfuerzo que hizo ante el primero de la suelta.
El ganado no fue muy allá, ni de presencia ni de, mucho menos, de juego. Está claro que El Puerto no va a ser la Feria del Toro pero hay que cuidar la materia prima y la empresa ya tiene el debe de la primera tarde. Lo de ayer no fue para presumir de ganado.
Morante engolosinó a su parroquia en su primero con una verónica y media de mecida ensoñación. El toro, descastado y parado y que se tragó dos encuentros con el caballo, no daba para mucho pero Morante insistió en busca de versos sueltos con la muleta y tras un amplio prólogo buscando terrenos y embestidas, la paciencia del contribuyente fue recompensada con hermosos pasajes por la derecha y una lentísima serie al natural en el tiempo de descuento. Si no es por la espada...
Ante su segundo, toro que se vino abajo pronto, un inicio de faena de pincel y toda la sal y la torería del mundo en el molinete y el quiquiriquí. El clímax lo recuperó al final en un pasaje de arrebato por la derecha, atacando al toro y desplantándose como nadie. Estuvo muy bien Morante de la Puebla para lo que tuvo delante.
Miguel Ángel Perera asombró con un quite de escalofrío por la espalda ante su primero. Sensacional, luego faena de mano baja, con importancia y fondo ante un toro que embistió, ahora a regañadientes, ahora protestando. Perera, firme y Capaz, resolvía sin problemas. La pena fue la espada, que le privó de los seguros trofeos.
A Perera también le inspiraron los duendes en el sexto con un quite en el que ligó la tafallera, el puente trágico, el farol y la gaonera. Lo bordó. Luego porfió con un toro sin contenido que no respondió a la entrega del extremeño. Ha dejado vitola para su segunda tarde en esta plaza.
Finito de Córdoba hizo el esfuerzo en su primero, en laboriosa brega, mientras que su segundo acusó un mal puyazo y poco pudo ni quiso hacer con el enfado del público.
Un festejo pues de poco marcador pero en el que hubo pasajes para paladear.
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