Toros

Del mito de Minos a nuestros días

  • Juan José Téllez ofrece su particular visión del mundo de la tauromaquia · Obra lujosamente encuadernada, en la que participan hasta ocho artistas gráficos.

6 Minotauros6

Texto: J. J. Téllez. Ilustraciones: J. de la Rosa, L. Ortega, M. Ortiz, M. A. Porro, P. Celma, S. de Veracruz, Ro Sánchez y L. Pla. Bellaterrra y Ediciones De Ruina.

Minotauro, el toro de Minos, el mito al que se remonta la tauromaquia sirve como título para una curiosa obra que es un canto coral en la que por dorado albero nos encontramos con una encuadernación lujosa y a una cuadrilla encabezada por la rica voz del poeta Juan José Téllez, acompañado por artistas gráficos de distintos campos: los diseñadores Javier de la Rosa, Manuel Ortiz, Pere Celma y Ro Sánchez; los ilustradores Lidia Ortega y Santos de Veracruz; la diseñadora de moda e ilustradora, Silvia Pla; y el pintor Miguel Ángel Porro.

Juan José Téllez, autor de otros textos taurinos, ha sentido atracción por el mundo del toro desde su niñez. De hecho, aunque no se considera un especialista, se reafirma en la siguiente idea: "No fui a los toros, pero los toros vinieron a mí". En 6Minotauros6 recrea su particular visión de la tauromaquia, incluyendo el relato Samurai, donde a través de un personaje, el maestro Mateo-Paquiro, nos aproxima a aspectos históricos y archiconocidas anécdotas de la Fiesta. Téllez afirma que para el personaje se ha inspirado en Miguel Mateo Miguelín, de quien escribió una biografía y "que tiene un aire de rebeldía, como sucedió cuando saltó como espontáneo en Las Ventas a un toro de El Cordobés, hecho que se puede equiparar a aquella rebeldía de Los Beatles y del mayo del 68".

En el texto realiza un recorrido histórico de toreros y del toreo y recala en aspectos esenciales del mundo taurino, como la liturgia. "Si hablo de sacerdocio y muerte es porque el toreo es el único arte donde la muerte está presente. Para mí, la muerte como espectáculo es una duda ética. Quizá porque la muerte ha desaparecido de nuestras vidas. Creemos que si no pensamos en ella, no vendrá a buscarnos. Pero por otro lado, encuentro que las muertes de los animales en los mataderos conllevan igual o mayor sufrimiento del animal. Por eso, estoy en desacuerdo con la prohibición de los toros en Cataluña, donde han primado criterios identitarios y no ecologistas. De hecho, continúan los correbous".

Los toreros del siglo XXI aprenden su oficio en las escuelas taurinas; idea que puso en marcha Fernando VII en Sevilla. Dice Téllez que "las escuelas quitan el drama. Al ruedo y a los tentaderos se llegaba huyendo del hambre. Ahora, no creo. En estos tiempos los chavales buscarán fama, dinero u otros objetivos. Desde luego, ha desaparecido esa figura que tanto me gusta, la del maletilla".

De todos los coletudos que pisaron los ruedos, el escritor algecireño se decanta "por Ignacio Sánchez Mejías. Me apasiona. Lo encierra todo por su dimensión intelectual y artística. Un seductor. Y torero comprometido con el peligro hasta dejarse la vida".

En su visión del arte taurino, llega a la conclusión de que "un torero es un torero, aunque no haya toros" y añade en esta su particular visión del arte taurino: "Por supuesto, al que es torero de verdad se le reconoce. Es como se decía de John Wayne, que sin caballos, sin pistolas, sin diligencias... era el auténtico protagonista del western".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios