Francisco José Arcángel Ramos ‘Arcángel’_ Cantaor

“Yo ya creía que Cádiz era la tierra prohibida para mí ”

  • El intérprete onubense echa el cierre a la presente edición del ciclo del Mellizo

Arcángel habla con la misma seriedad con la que canta. Ni su juventud, ni sus privilegiadas dotes vocales le han servido de excusa para dejarse llevar por las mieles del triunfo. Difícilmente se atragantará con ellas. Porque canta bonito. Porque es un apasionado del flamenco. Porque es humilde. Y autocrítico. Arcángel, divino cierre para Los Jueves Flamencos.

–De nuevo por Cádiz, ni es la primera vez ni, esperamos, que la última ¿Cuáles son sus sensaciones?

–Ya, sí que he estado antes. Pero haciendo un espectáculo mío... Bueno hace siete años en el foyer del Falla pero desde entonces... Sí que he participado en festivales por aquí y colaborando con otros artistas pero desde aquella vez no he venido solo. Yo ya creía que Cádiz era para mí  la tierra prohibida.

–Cierra la presente edición de Los Jueves Flamencos, supongo que su actuación estará marcada por la línea del cante clásico

–Así es. Es un recital mayoritariamente de cante clásico, que es lo que se ajusta al lugar donde vamos a tocar. Estaré acompañado de Miguel Ángel Cortés, a la guitarra, y Antonio y Manuel Saavedra en el compás.

–Tres discos en el mercado, espectáculos, reconocimientos... Si echas la vista atrás, ¿ve sus objetivos cumplidos?

–Realmente tampoco me he propuesto ninguna meta. Yo he ido haciendo cosas pero sin un objetivo claro a nivel  artístico. Lo que sí he intentado siempre, e intento, es mejorar cada día  dentro de la medida que puedo y, sobre todo, mantener viva la ilusión y las ganas.

–¿Cuesta mantener esa ilusión?

–A veces, cuando te topas con este mundo en serio, la verdad es que sí. Cuesta porque, si bien es verdad que hay muchas alegrías, también sufres muchos sinsabores tanto personales como artísticos.

–Cuando se habla de Arcángel, inevitablemente, se habla de los cantes de Huelva. ¿Le ha costado mucho demostrar que es completo?

–Por una parte me enorgullece que a la gente le guste el fandango de mi tierra. Todo depende de la forma en la que se utilicen las cosas. Si alguien lo utiliza para elogiarte, y ya no a ti sino al cante de tu tierra, pues te da alegría. Ahora, si detrás de eso se vislumbra que pretenden acotar tu terreno, pues molesta. Evidentemente, es una seña de identidad que no puedo ni debo ocultar y eso va a ir conmigo para siempre, pero cuando te quieren encasillar pues acabas cansándote.

–¿Qué suele escuchar?

–Escucho muchas cosas. Generalmente flamenco, esa es la verdad. Pero también bastantes cositas instrumentales, la música clásica me gusta y un poquito de todo. No suelo cerrarme a nada.

–¿Y qué canturrea bajito?

–Puaf... De todo porque estoy todo el día cantando. Soy bastante pesado, lo reconozco. Llega un momento que hasta yo mismo me digo: “¡qué pesado eres!”. Pero no lo puedo evitar, es mi forma de expresarme.

–En su caso, ¿vida y oficio son lo mismo?

–La vida profesional no tiene nada que ver con la vida personal pero, en mi caso, realmente van juntas porque para mí el flamenco no es una profesión, ni siquiera una forma de vida, sino vida en sí mismo, mi vida. No es escoger una cosa como forma de vida sino estar marcado de por vida por esa cosa.

–Técnica y duende, dos columnas para el cantaor, ¿en el equilibrio está la virtud?

–Si yo tuviera la llave para conseguir eso... El equilibrio, eso es. En el flamenco muchos se han afanado en la búsqueda del duende  que es un personaje que nadie ha visto y yo no sé dónde está pero sí que sé que cuando a alguien le llega la inspiración es capaz de dar lo mejor de sí mismo. Ahora, si detrás de eso no hay un trabajo, una técnica y un conocimiento, difícilmente creo que pueda manifestarse.

–Parece que el nuevo cantaor flamenco se ha dado cuenta de la importancia de su garganta. ¿Usted se cuida mucho?

–Intento cuidarme todo lo que puedo. Si tienes que cantar pues descansas, no te acuestas tarde, bueno, lo normal, no es que estés metido dentro de una urna. Lo que pasa es que hay que ser consciente de que si la gente paga por verte pues qué mínimo que tenerle un respeto.

–Miguel Poveda, Marina Heredia, Estrella Morente... ¿se sientes dentro de esa generación?  

–Sí somos de la misma corriente, salimos prácticamente juntos, tenemos la misma visión aunque cada uno con sus condiciones para hacer lo que quiere y lo que puede. Pero, claro que me encuentro totalmente contemporáneo a ellos.

–¿Qué es lo que más teme al salir al escenario?

–Temo defraudarme a mí mismo. Soy consciente de que ni todos los días son iguales ni a todo el mundo le puedes gustar, así que por lo menos hay que estar de acuerdo con uno mismo. Para muchos cantaores la lucha, que solemos interpretar como con un toro, es contra el público o el escenario. En mi caso, mi toro soy yo mismo porque nunca he encontrado a un ser más duro conmigo que yo mismo.

–Autocrítico, entonces, ¿también perfeccionista?

–Bastante autocrítico, casi rozando la obsesión. Pero más que perfeccionista soy realista. No quiero que las opiniones de los demás, sean buenas o malas, estén por encima de lo que yo pienso.

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