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Análisis 'New Super Mario Bros. 2'

  • La nueva entrega de la famosa serie no aporta novedades significativas respecto a títulos precedentes. ¿Le hace eso perder su brillo?

Uno de los aspectos más destacables de Mario a lo largo de su trayectoria ha sido demostrar durante los últimos 25 años que es posible innovar en los videojuegos sin necesidad de variar su estructura elemental. Todos y cada uno de los juegos lanzados durante este último cuarto de siglo han mantenido la misma composición del primer Super Mario Bros., pero siempre aportando una serie de nuevas características que convertían cada lanzamiento en un acontecimiento familiar nunca visto en un juego. Algo realmente mágico. De todos modos, ésta ha sido la constante de la serie, que ha sabido añadir frescura entrega tras entrega sin apartarse de sus orígenes. Y claro, con New Super Mario Bros. 2, las cosas no son distintas.

Mario, viejo amigo

Después de todos estos años, los juegos de Mario Bros siguen siendo tan divertidos, adictivos y desafiantes como siempre, la figura del fontanero continúa siendo el paradigma del Karma positivo, y esto es algo que se demuestra con tan solo arrancar New Super Mario Bros. 2, que como mencionábamos anteriormente, combina novedades con una mecánica tan familiar y sencilla como montar en bici. Esto permite que cualquiera que haya probado alguno de los juegos anteriores de la serie se encuentre extremadamente cómodo con la portátil en la mano, ya que el juego rescata los mejores recursos a nivel jugable de la serie y se acomoda a las características de la pantalla pequeña sobre experiencias anteriores, como un homenaje a los mejores momentos del pasado sin olvidarnos del presente. Sin embargo esta recopilación de lo más destacado de la serie no cae en ningún momento en lo repetitivo, pues las fases incluyen nuevos obstáculos y retos, como la limitación de tiempo para alcanzar un determinado objeto, que posiblemente este oculto al ojo poco avezado gracias a un complejo diseño que requiere de cierto grado de habilidad para superarse. Incluso, aunque algunas áreas sean familiares a los jugadores más veteranos, no existe una fase igual. Eso sin contar la habilidad que siempre han demostrado en Nintendo con respecto a la curva de aprendizaje, lo que permite un juego divertido y adictivo por igual tanto en jugadores expertos como en recién llegados, ya que no requiere de sesiones de juego largas, y es tan divertido cuando se juega un par de fases aisladas, como en el empleo de obtener mejores resultados o desvelar la gran cantidad de secretos que encierra la última del fontanero.

Más oro que en la Reserva Federal

Prácticamente toda la campaña comercial de New Super Mario Bros. 2 ha girado en torno a un cotizado elemento: el oro, monedas de oro, muchas monedas de oro. Como si se tratase de una autocrítica, Nintendo ha logrado que el preciado metal en conjunto con los retos que ofrece cobren una importancia evidente, comportándose como un enorme potenciador de juego, como una provocación para ver quien logra obtener más monedas de oro, pues en situaciones donde debemos elegir entre un bloque con una flor y una cascada de monedas, se crea el dilema, ¿seguridad o más monedas? Más monedas. Es inevitable. Pero dejarse llevar por la codicia y emplearse en la recolección del preciado metal tiene sus inconvenientes, ya que tenemos muchas posibilidades de morir en el intento. De modo que tenemos dos formas completamente opuestas de afrontar cada fase, algo que varía completamente la forma en la que se avanza.

Como comentábamos, New Super Mario Bros. 2 recupera varias de las características de sus predecesores para adaptarlas a sus posibilidades. Un ejemplo es el modo de juego cooperativo heredado de la versión de Wii. Sin embargo algo decepcionante en Nintendo 3DS. El multijugador es divertido, pero no es práctico. Durante el juego cooperativo la cámara no se fija en cada personaje por separado y concentra la imagen en las actividades de un solo personaje, incluso a cuatro pantallas, la cámara únicamente sigue a uno de los héroes. Por ejemplo, si un jugador está controlando Luigi y el principal decide dejarlo atrás, su propia consola seguirá al fontanero dejando morir al primer jugador en algún lugar de la escena. Pero además, esta solución multijugador empeora con determinadas habilidades especiales. Si un jugador obtiene la cola de mapache, que permite volar a cierta velocidad, el otro está condenado a morir sin paliativos.

Si algo tiene la serie Super Mario Bros. es la capacidad de enamorar al jugador con sus nuevas mecánicas. Desde la primera entrega siempre han aportado alguna novedad que resalte el viaje para salvar a la sufrida princesa Peach. Ya sea la selección de mundos, el modo cooperativo o las nuevas gamas de habilidades, siempre encontramos un punto que nos anima a seguir adelante. Pero New Super Mario Bros. 2 no lo hace. Tenemos todos los elementos que han brillado en entregas anteriores y la estructura sigue al dedillo las pautas marcadas, pero no llegamos a encontrar peso específico en las novedades. Es cierto que tenemos esa obsesión del jugador por lograr el mayor número de monedas, pero ¿cuál es el propósito de acumular tanto oro? Aunque el jugador disponga de todo el oro posible, no servirá de nada más que para presumir con otros jugadores. No sirve para desbloquear fases ocultas u obtener elementos exclusivos. Es decir, por mucho oro que acumulemos, nada cambiará en el juego. En esta misma vertiente el juego incluye una propuesta denominada fiebre del oro, que como su propio nombre indica, invita al jugador a recoger el mayor número de monedas en el menor tiempo posible.

Las cuestiones técnicas se solventan con todas las garantías de calidad que imprime Nintendo en los productos de su estrella. Con gráficos solventes, un 3D de calidad que ofrece suficiente profundidad en los planos como para ofrecer mucho juego con las vistas, y una calidad de sonido y efectos que acompañan por derecho al resto de facetas de una producción perfectamente localizada a nuestro idioma.

Mario no decepciona

Aunque New Super Mario Bros. 2 posiblemente no sea el juego del año para los propietarios de Nintendo 3DS, el fontanero continúa afianzando su posición de icono máximo de la industria y ante todo, como protagonista de una serie de juegos que han sabido divertir y entretener a algunas generaciones de jugadores en los últimos 25 años sin un gatillazo de importancia. Que es mucho decir. No ha variado en su esencia y continúa comportándose de manera impecable. No obstante, el juego tiene algunos problemas como la cámara única para el cooperativo y la ausencia de utilidad para las monedas, pero en definitiva nada que le haga perder su brillo.

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