Xerez CD

Adiós al campo maldito

  • El Xerez realizó un partido completísimo y logró su primer triunfo en el Carlos Belmonte, el tercero consecutivo · Momo, con un gol en el minuto uno, y Calle firmaron la victoria xerecista

El líder terminó con el maleficio del Carlos Belmonte, logró su primera victoria de la historia en Albacete, encadenó su tercer triunfo consecutivo y ha puesto la directa hacia Primera División. Como dice el lema publicitario de Adidas, ‘impossible is nothing’ y alguna vez los sueños deben hacerse realidad para el Xerez y para una afición que ayer volvió a demostrar que es de las mejores de España.

Con la cabeza muy alta y el juego y los goles a su lado de nuevo lejos de Chapín, el Xerez regresó de la ‘senda de la nieve’ más sólido que nunca. Necesitaba una confirmación a sus aspiraciones para poner paz en un ambiente algo revuelto con la marejadilla causada por las palabras del presidente sobre el ascenso y los fichajes y la ha rubricado con un salto de calidad y cantidad en el momento más crítico del curso.

Los azulinos se marcaron un partido muy completo, serio y demostrando una superioridad casi insultante ante un rival, al que en muchos minutos del segundo tiempo llegó a bailar como quiso. Vamos, fue de esos encuentros en los que si los jugadores hubiesen querido hacer sangre a su rival, le hacen una goleada.

Momo y Calle sellaron un triunfo sin discusión sobre un Albacete que nunca fue capaz de reaccionar al tempranero gol anotado por el centrocampista canario del Deportivo cuando todavía no se había cumplido el primer minuto de juego. Ese tanto quemó los plomos de un cuadro local incapaz de controlar el balón ante la buena presión de los pupilos de Esteban Vigo, y de un Juan Ignacio Martínez que debió pensar ‘tierra tragáme’ porque nunca encontró la fórmula para mejorar el panorama.

Los azulinos fueron los dueños y señores del encuentro en todas las facetas, maduraron el partido como quisieron y apretaron el acelerador para sentenciar en el momento en el que lo vieron claro. Además, dieron muestras una vez más de la unidad que hay en este bloque cuando se estaba poniendo en duda. Los futbolistas, a muerte con su entrenador, que pasaba unos malos momentos por los problemas de su hermano enfermo, hicieron piña con él y le dedicaron los goles. Él les correspondió con unos cambios que nadie esperaba, (hasta Luque, que apenas ha contado para él tuvo minutos) y, antes, confiando en el mismo once de siempre, pese a la recuperación de Mario Bermejo y Pedro Ríos.

Las combinaciones, las paredes, el criterio, el juego en definitiva, se alió con los xerecistas desde que Momo, en una bonita jugada que inició Antoñito con un pase entre los centrales marca de la casa, abrió el marcador cuando aún no se había cumplido el minuto de juego. Los de Vigo fueron superiores en la aplicación en todos los conceptos básicos del fútbol y también supieron aplicar la inteligencia y el oficio cuando fue necesario.

En la primera mitad no dieron tregua a un Albacete que sólo le vio la cara a Chema en contadas ocasiones y cuando lo hicieron, allí estuvo el guardameta azulino y allí estuvo un Silva impresionante y un Crespí que también subió el listón de encuentros anteriores.

La segunda mitad arrancó con un Albacete que dio la impresión de salir a por todas y un líder que dio pequeñas muestras de debilidad pero sólo fue un espejismo porque Calle, a los 52 minutos sentenció un partido que nunca había estado en peligro ni mucho menos pero que todos querían cerrar por el miedo escénico a esos minutos finales que tantos puntos les han costado esta temporada. El madrileño agarró un perfecto pase de Viqueira para batir con la derecha a Jonathan.

Martínez comenzó a hacer cambios a la desesperada pero los que hizo no le sirvieron para enderezar la nave, mientras que los xerecistas se dedicaron a lucirse y a gustarse, para deleite del centenar de aficionados que se desplzaron hasta la ciudad castellana para presenciar el encuentro.

Con todo resuelto, el partido parecía más un rondo o un partidillo de los jueves que otra cosa porque el Albacete nunca encontró la forma de frenar a un Deportivo que no se cansó de tocar el balón, de acariciarlo, de mimarlo, de realizar cambios de orientación y de llevar peligro en alguna que otra contra que pudo suponer el 0-3 en una tarde-noche que no olvidarán.

No habían ganado nunca en el Carlos Belmonte, dedicaron los goles a su entrenador y son más líderes aún después de los resultados que se dieron en la jornada de ayer con el empate entre Real y Zaragoza y la derrota del Hércules. Ahora, llega el Salamanca y a buen seguro que los de Amaral ya están pensando en la dura papeleta que les queda por resolver en Chapín.

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