EL desembarco en el Deportivo de Gómez&García ha provocado en el xerecismo un estado de crispación, nerviosismo e incertidumbre que no tiene freno. La ley del ya vale todo -olvidando que las injurias son delito- impera y a estas alturas de la película todos los protagonistas, principales y secundarios, miran hacia otro lado para intentar salvar los muebles y evitar el pesado lastre de la culpa. Resulta que ahora todo el mundo es bueno. Y si es así, ¿por qué el Xerez se debate entre la vida y la muerte tanto en el plano deportivo como en el institucional?... Ya, la herencia de un tiempo pasado que en este caso tampoco fue mejor. Los administradores, hartos de estar hartos por el aluvión de críticas a una gestión que ellos mismos saben que no ha sido la mejor, encienden la mecha lanzando un órdago a los consejeros. Antonio Millán les recuerda que ellos son los únicos que tienen poder pero admite que son la barrera que protege al club. La Fundación, políticamente muy correcta, se ampara en su xerecismo para recomendar que la gestión siga en poder de los concursales y la Plataforma, el sector más crítico, tilda a los administradores de desmemoriados,  les exige que cumplan de forma escrupulosa con su trabajo y que no devuelvan las funciones suspendidas. Un poquito de por favor señor@s... Gómez ha conseguido en tiempo récord lo que ningún otro presidente en las últimas décadas, ponerse a todo el mundo en contra -concursales, parte del consejo, directores general y deportivo, entrenador, afición y hasta medios de comunicación- porque peor no se puede hacer y más tonterías tampoco se pueden decir. Con tanta unanimidad, ¿no es el momento idóneo de firmar una tregua entre las partes y aunar esfuerzos para intentar que Energy desaparezca cuanto antes del panorama azulino? Esta vez, la pelota no sólo está sobre el césped... La historia de un club como el Xerez no debe seguir manchándose con episodios como los de las últimas semanas. Insisto, un poquito de por favor, menos comunicados y a ganar en Guadalajara.