xerez cd | sd huesca · Frente a Frente 4 Faltas recibidas 6 8 Faltas cometidas 6 7 Balones recuperados 5 8 Balones perdidos 6

El reflejo de un desastre

  • Corona, a sus 35 años, se impone a José Mari en el duelo particular y manda en una defensa que no sufre · Coincidieron en el Sevilla a finales del siglo pasado

José Mari no está. Es una pésima noticia para un equipo que está con muy pocas luces desde que comenzó la temporada y que tiene una dependencia conocida del delantero sevillano. Él lo intenta y pelea como siempre, pero no está fino y, para colmo, este Xerez de Merino cada día genera menos fútbol y se las ve y se las desea para encontrar un balón con ventaja para hacer lo que mejor sabe: marcar goles.

Y ayer tuvo enfrente a un viejo conocido. Corona es mayor que él dos años y coincidieron en el Sevilla allá por la temporada 96-97, que ya ha llovido. Aquel equipo empezó siendo entrenado por Camacho y desde el primer partido se vio que coqueteaba con el descenso. En sus filas tenía a jugadores como Prosinecki, Bebeto o Tsartas, pero terminó bajando a Segunda. Tal mal estaba la cosa que se vio que lo más operativo era apostar por la cantera.

Por lo bueno que era José Mari con 19 años tuvo la ocasión de debutar aquella campaña y después llegaron otros como Luque, Arturo o Pepelu y el propio Corona, que nunca tuvo nivel para jugar en un equipo en el Sevilla, pero que se aprovechó de los años de vacas flacas de un club que estaba entonces a la deriva para jugar incluso dos campañas más en el equipo de la casta y el coraje.

El destino no los volvió a unir nunca más porque mientras que el delantero se marchaba al Atlético de Madrid y después al Milan y al Villarreal, el defensa tomaría rumbo al Albacete, Tenerife y Huesca, con un paso rápido por el Águilas.

Y ayer no fue expulsado Corona porque Hernández Hernández se empeñó en dejarlo dentro del campo. En el primer tiempo vio una amarilla por un codazo a Tato y por idéntico motivo tuvo que marcharse al vestuario antes del descanso. No fue así, mientras que Robusté sí tenía que abandonar el campo antes de lo previsto. Además, en la segunda parte hizo otra falta en la que se ganó una amarilla. Y ni por esas.

Y de José Mari, casi nada que contar. Si el año pasado por estas fechas era el auténtico referente de un equipo que soñaba con el ascenso, ahora es un alma en pena en un Xerez que camina derechito hacia el abismo. Aún así, tuvo un par de cabezazos para haber marcado, pero no está nada afortunado y eso lo paga muy caro un equipo que corre como pollo sin cabeza por el campo.

Le sirvió de cabeza el tanto a Íñigo Vélez, sí, pero no tiene nada que ver con ese jugador que intervenía mucho en el juego y casi siempre con acierto. Que se sepa, no está pasando un mal momento en el plano físico, como sucedía en los últimos meses de la pasada temporada. Sencillamente, no pasa por un buen momento y eso hace un daño incalculable a su equipo.

Corona hizo su partido, desquició a todo aquel que se acercó por sus inmediaciones y mandó en una defensa que pasó muy pocos apuros. Que un futbolista como él amargue la existencia a un equipo que quería estar en la zona alta refleja cómo está el Xerez.

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