Levante ud | xerez cd · así se vivió el partido en el ciudad de valencia

De la tristeza a la alegría en 45 minutos

  • De todo un poco El largo viaje mereció la pena para una afición que nunca se desanimó y que apoyó hasta el final

La 'marea azulina' tomó las calles del centro de Valencia desde primeras horas de la mañana y en la Plaza del Ayuntamiento, casi se oían más los cánticos de ánimo hacia el Xerez que los petardos de la 'mascletà', que a las dos en punto atronó el magnífico día que hacia en la Capital del Turia.

A los aficionados, al final unos doscientos, que realizaron el largo viaje en autocar no le pesaron las horas de cansancio, lo importante para ellos era estar en el Ciudad de Valencia para animar al líder de la categoría, que llegó al estadio pasadas las tres y media de la tarde y que se encontró con un ambiente tan festivo como el que reina en Chapín.

Los futbolistas de Esteban Vigo fueron aclamados cuando se fueron bajando del autobús a las puertas de un estadio en el que apenas había medio centenar de seguidores locales. Y es que el buen día, las Fallas y la irregular trayectoria de los granotas no invitan a acudir al fútbol a unos aficionados acostumbrados al caviar de Primera durante las dos últimas temporadas.

La hinchada azulina tomó posesión de 'su córner' -la esquina izquierda del estadio junto al fondo norte- muy pronto y comenzó a engalanarla con sus mejores galas para que el equipo, al salir a calentar, se sintiese como en casa.

Y así fue, porque la ovación, incluso con algunas palmas por bulerías que recibieron los azulinos, fue importante, a pesar de que calentaron en el fondo de la afición local.

Diez minutos antes de las cinco de la tarde, tras el habitual corrillo de conjura haciendo una piña, el equipo se retiró al vestuario nuevamente entre aplausos.

Pero la sonrisa inicial fue desapareciendo de sus caras en cuanto empezó el partido porque el Levante siempre fue superior a los xerecistas y además se marchó al descanso con ventaja de 2-0.

Tras el descanso, el panorama cambió de forma radical y los aficionados, igual que los jugadores, sufrieron una transformación total. El gol de Bermejo fue celebrado por todo lo alto y el empate fue una fiesta que tuvo el mismo sabor que la que se monta en Fondo Sur cuando el Deportivo hace un gol en Chapín.

Al final, el palizón valió la pena. La 'marea azulina' disfrutó a lo grande y plegó velas y regresó a Jerez feliz, pensando ya en el partido ante la Real y preguntándose si ante los vascos, Esteban ya apostará por los futbolistas que ellos pedían a gritos, Ríos, Sarmiento o Antoñito.

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