Xerez CD

Otra vez Estrada

  • Una falta sobre Zigic que sólo vio el colegiado catalán y que sirvió al Valencia para empatar condicionó el choque. La derrota deja a los azulinos al borde del descenso matemático

Estrada Fernández tenía clara consigna de 'ejecutar' al Xerez desde el primer partido. En Mallorca, en el primer partido, dejó a los azulinos con nueve sin dar una mala patada. Hace unas fechas, ante el Tenerife, expulsó a Redondo por dos acciones de chiste, y ayer, de una forma sibilina, como viene ocurriendo últimamente al equipo con los arbitrajes, se 'cargó' a los de Gorosito con una falta sobre Zigic, que dio origen al empate, y que sólo vio él, además de una nueva expulsión a Redondo. Seguramente su actuación no decidió el encuentro de forma descarada, pero sí que condicionó en buena manera el desarrollo del mismo.

Lo cierto es que el Deportivo pudo sellar ayer en Mestalla su adiós definitivo a la Primera si los resultados no le acompañan hoy. Lo hizo en un encuentro un tanto extraño y en el que la genialidad de los internacionales del Valencia acabaron haciendo claudicar a un Xerez que se marchó con la cabeza alta.

Los azulinos tuvieron sus opciones, pero esta vez la suerte, tan amiga de Gorosito en esta segunda vuelta, les dio la espalda. La derrota, tan justa como dolorosa, no debe restar mérito al gran encuentro de los xerecistas que pese al 3-1 se entregaron hasta la extenuación. No es problema de un partido sino de ir al límite y arrastrar una primera vuelta tan penosa.

Sabedor de la diferencia que hoy por hoy existe entre Valencia y Xerez, Gorosito planteó el mejor partido que podía plantear. Juntó las líneas, replegó al equipo y esperó la oportunidad. El conjunto local, en cambio, dominó la posesión desde el pitido inicial y buscó con ahínco la puerta de Renan.

De esta manera, las aproximaciones eran continuas, unas veces por banda izquierda, con Jordi Alba y Mata, y otras por el carril diestro con Miguel y Pablo. Eso sí, siempre manejados por un gran Banega cuyo contacto con la pelota era sinónimo de peligro.

Entretanto, los azulinos se defendían como podían. Ordenados atrás, el equipo no le vio la cara a César hasta pasado el minuto 15 con un inocente remate de Bermejo.

Con el paso de los minutos el dominio del Valencia dejó de ser asedio y se convirtió en temporal, en parte por la irrupción en mediocampo de Víctor Sánchez, que hasta entonces había estado algo desubicado.

La ocasión más clara ché llegó antes de la media hora, en una acción por la derecha de Pablo que ni Zigic ni Mata pudieron rematar ante la rapidez de movimientos de Renan. Era la única manera que los locales hacían daño, con balones largos al serbio, un incordio todo el partido.

La dinámica del choque pudo cambiar a los veintitrés minutos. Orellana recibió, desbordó y cuando lo más fácil era colocarla al palo de César disparó alto.

Sin embargo, el segundo aviso no fue tal y en el 36 de la primera parte Leandro robó en mediocampo, el balón llegó a Víctor tras rebotar en Marchena y éste cedió a su izquierda donde Armenteros venía como una exhalación para empujarla.

Mestalla enmudeció con el gol y pronto empezaron a aparecer los primeros pitos a su equipo. Lástima que justo antes del descanso uno de esos balones directos a Zigic terminó con falta en la frontal que sólo vio Estrada. Allí surgió Mata que a falta de un minuto igualaba el encuentro de libre directo.

El gol cambió el partido, ya que el Valencia salió con otra cara en el segundo tiempo. Los de Gorosito apretaron nada más salir pero nuevamente se toparon con un rival dominador y que poco a poco le fue arrinconando en su campo.

Zigic pudo dar la vuelta al partido a los dos minutos, de no encontrarse con un acertado Renan, que desvió con la pierna. La historia de la primera parte se repetía pero esta vez los pesos pesados del Valencia no fueron tan benevolentes. Prueba de ello fue el segundo gol. Mata dibujó un desmarque sensacional a Silva, éste se la dio y el asturiano cruzó de manera perfecta.

El 2-1 descolocó al Xerez, consciente de que la superioridad local era un hecho. Gorosito echó mano de Antoñito buscando su astucia pero ni siquiera el sevillano, que ayer se partió la cara, pudo resquebrajar la segura defensa ché.

Varios minutos después, en el 67, Silva redondeaba el marcador con la ayuda de Redondo, pues su disparo tocó el lateral y descolocó a Renan. De ahí al final, el Xerez lo intentó, con una volea fuera de Antoñito, y alguna que otra aproximación sin puntería. Ahora, a rezar.

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