Dos autobuses de aficionados del Xerez Deportivo FC y numerosas familias que se desplazaron por sus propios medios se dieron cita ayer en El Prao de Alcalá de los Gazules, que registró unas 700 personas de entrada en otra fiesta xerecista a domicilio.

Como cada vez que el Xerez DFC juega fuera de la ciudad, son muchísimos los jerezanos que quieren acompañar al equipo. En el recuerdo, los desplazamientos a El Bosque, Chiclana, Guadiaro, y en menor medida el del pasado domingo a Jédula.

Aprovechando el día festivo de Andalucía -el himno se cantó un par de veces en la grada- la afición tomó la autovía de Los Barrios y se plantó en Alcalá de los Gazules, una de esas localidades de la Ruta de los Pueblos Blancos que cuenta con una gastronomía espectacular y un encanto singular en sus empinadas calles que hacen las delicias de numerosos ciclistas. Más de uno se vio lanzado cuesta abajo -o sufriendo hacia arriba- mientras se cruzaba el pueblo camino del terreno de juego. Desde primeras horas de la mañana ya se veían aficionados por la localidad, situada al pie del Parque de los Alcornocales y el comienzo de la serranía gaditana, disfrutando de sus bares.

El Municipal de El Prao, situado a las afueras del pueblo justo debajo de un impresionante tajo y un mirador, recibió a los aficionados azulinos con una barra que la directiva del Novo Gazul montó al lado de las instalaciones deportivas adyacentes. Precios populares y hermanamiento entre aficiones y directivas.

Una vez dentro, y mientras los equipos comienzan el calentamiento y el azulino César -que se quedó fuera de la convocatoria- trabaja con el fisio en la banda, la grada se va poblando de jerezanos. En el Fondo Sur del campo se sitúa la peña azulina Kolectivo Sur, que recibe la visita de tres guardias civiles que cachean a los aficionados situados en dicha zona.

Saltan los dos equipos, llevando de la mano a los prebenjamines y benjamines del Novo Gazul. El Xerez DFC juega con su segunda equipación. La última vez que lo hizo cayó en Pastores pero de aquello ya ha llovido.

Mientras los aficionados xerecistas no paran de animar a los suyos, los seguidores del Novo Gazul, en clara inferioridad pero también bullangueros, se centran en su técnico, al que corean al nombre de Spalletti por su enorme parecido con el entrenador italiano. Los goles enfrían los ánimos en unos y enaltecen a los visitantes. Terminado el choque, algunos se quedan aún un rato en la cantina del campo de fútbol, la mayoría emprende el camino de vuelta con la satisfacción de ver una nueva y convincente victoria de su equipo.