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La crónica · xerez deportivo fc-unión portorrealeña

Otro festival en Chapín (3-0)

  • Los xerecistas, con buen juego, pasan por encima de un rival que sólo aguanta media hora Hacen pleno de victorias pero perdonan una goleada

No hay dudas. Trayectoria inmaculada. Cuatro de cuatro. Póquer de victorias. El XDFC sumó su cuarto triunfo consecutivo, es el único equipo de la categoría que lo ha ganado todo y, por tanto, líder en solitario. Los azulinos han dejado atrás en este ilusionante inicio de campeonato a Xerez Balompié, Novo Gazul, El Torno la pasada semana y ayer al Portorrealeña. Doce puntos, trece goles a favor, sólo dos en contra y con un juego que convence, aunque seguro que va a más, y que confirma que el bloque no ha tardado en cogerle el pulso a la forma de concebir el fútbol de Carlos Orúe ni a una categoría que se le queda bastante pequeña.

El filial del Puerto Real, por su apuesta de juego, fue casi un chollo para el combinado jerezano, que lo aprovechó para darse una exhibición en toda regla a los ojos de su enfervorizada afición. Romerito marcó a los siete minutos y a partir de ahí todo fue tan fácil que el conjunto xerecista mató el partido en 32 minutos, minutos muy buenos, con mucha posesión, muchos toques y sacando siempre el balón jugado desde atrás pero a los que le faltaron más efectividad. De haber estado finos, la goleada hubiese estado servida antes de tiempo y hubiese sido de las que hacen época.

El XDFC salió dispuesto a sentenciar por la vía rápida y a los cinco minutos perdonó el primero. Orihuela botó con efecto una falta lateral, la despejó mal el portero, Romerito también la tocó mal y Pendín, en la boca de gol, no acertó, pero el tanto sólo tardó en llegar cuatro minutos más. Romerito esta vez sí acertó y abrió la lata de cabeza tras un saque de esquina botado por Barba y peinado por Dani Pendín.

Buena parte de esta nueva victoria la escribió el centrocampista argentino. Su equipo intentaba navegar pero él sacó la clase y la abundancia, cogió el timón y se encargó de dejar muy claro quien sería uno de los protagonistas de la tarde.

El cuadro azulino tocaba y tocaba e intentaba madurar el partido pero a la hora de finalizar las jugadas le seguía faltando acierto, hasta que a la media hora, Pendín, el dueño de la cancha y el líder de la afición, no perdonaba y hacia subir al marcador el 2-0. Sobre la campana, el rosarino no hizo el tercero de puro milagro.

Nada más arrancar la segunda parte (48'), Álex responde con una buena parada a un tiro de Pendín y en el minuto 62, llegó la primera jugada de peligro visitante. Una falta sacada por Juan y rematada por Dani la desvió Villegas a saque de esquina. La réplica la pusieron los de Orúe con una excelente internada de Julbes, que termina con centro al área que César estrella en el larguero por dentro (63'). Un minuto después, el 3-0 logrado por Barba desde la frontal del área.

A raíz de ese minuto y con cambios en las dos filas, las ocasiones comenzaron a llegar en cascada. Pedro Herrera marró hasta tres oportunidades de las que él suele enganchar y Orihuela, con todo a favor, tampoco acertó, lo mismo que Carlitos que prefirió tirar cuando tenía todas las líneas de pase abiertas.

Mientras todo el estadio aplaudía la salida del campo de Pendín -Orúe adelantó a Romerito para no perder el control en la centro del campo- y ejecutado el enemigo, el encuentro se redujo a un monólogo del Xerez DFC ante un rival al que en la segunda mitad le pasó factura su físico. Chapín es Chapín y pesa un rato largo.

Este es otro mundo, pero también es un espacio en el que cada fin de semana se exige calidad colectiva más que individual, trabajo ordenado y solvencia en ataque. Los azulinos se llevaron el excelente en todos esos aspectos menos en la definición. Ni pueden ni deben fallar tanto.

Los visitantes, tan descarados como nobles, llegaban como los máximos anotadores del grupo (13) pero su combustible ofensivo sólo les dio para intimidar un par de veces a Edu Villegas primero y a Salva más tarde, mientras que los dos porteros del cuadro de Puerto Real destacaron. Pablo, que entró por Álex, se lució ante Orihuela y Azores con dos paradones impresionantes para asombro de una grada que acabó jaleándole, lo mismo que terminó reclamando al árbitro un par de penaltis que no quiso ver.

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