Efeméride

La Esperanza de la Trinidad: cien años bajo palio por las calles de Sevilla

La Esperanza de la Trinidad la primera vez que salió bajo palio

La Esperanza de la Trinidad la primera vez que salió bajo palio / Hermandad

Insistimos siempre en la misma cuestión cada vez que nos adentramos en la historia de las cofradías. Nada es para siempre, ni todo ha sido como siempre. La fiesta, como ente vivo, está sujeta a la propia evolución de los tiempos, de los contextos socio-culturales y del propio ser humano. La Semana Santa de Sevilla actual es fruto de esa concatenación de sucesos y vicisitudes, directa o indirectamente, la ha convertido estéticamente en lo que conocemos, pero generaciones de cofrades anteriores resultarían impresionadas -e, incluso, contrariadas- si contemplaran los cortejos del hoy. 

Qué interesante sería recoger y estudiar, por ejemplo, testimonios de aquel Jueves Santo de hace justo un siglo. Desde la Basílica de María Auxiliadora se disponía a realizar su estación de penitencia la cofradía de la Trinidad, que aquel año se convirtió en el epicentro de todas las miradas. Por primera vez, su titular dolorosa, la Virgen de la Esperanza, salía bajo palio. 17 de abril de 1924. Una hermandad con medio milenio de historia que escribía un capítulo completamente novedoso, ya que con anterioridad la imagen de Juan de Astorga procesionaba al pie de la cruz, en el paso del Calvario, que es emblema, génesis y origen de la cofradía trinitaria. 

La Esperanza de la Trinidad antes de salir el Jueves Santo de 1924 La Esperanza de la Trinidad antes de salir el Jueves Santo de 1924

La Esperanza de la Trinidad antes de salir el Jueves Santo de 1924 / Archivo Hdad

Aquella tarde, la Esperanza adquirió "entidad propia" en términos procesionales como consecución al sueño y anhelo que perseguían sus cofrades. Fue a través del por entonces teniente hermano mayor, don Gabriel Espinar. La hermandad adquirió unos varales lisos y un palio de terciopelo blanco, color que predominó en su paso de palio hasta el pasado a terciopelo verde del actual. Además, la dolorosa lució para la ocasión el manto de tisú de plata, curiosamente, de la Virgen del Carmen de San Gil, así como los respiraderos y la peana cedida por la hermandad de la Hiniesta, muestra inequívoca de la siempre estrecha relación de las hermandades gloriosas y penitenciales y las estrecheces económicas que, por lo general, han predominado en la historia de las cofradías. 

A partir de aquel Jueves Santo, la Esperanza sería sustituida en el paso de las Cinco Llagas por una dolorosa de Rodríguez Magaña, hasta que en el año 1959 se cede y bendice, por parte del prioste José Ferrer, la actual dolorosa de Antonio Bidón, que recibió la advocación de Concepción. Una Virgen, la de la Esperanza trinitaria, que es primor de la imaginería de su tiempo y que preside uno de los pasos de palio más extraordinarios de toda la Semana Santa, para mayor gozo y realce de nuestra secular fiesta. 

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