Sevilla FC

La incertidumbre en torno a Quique: estadísticas sobre sensaciones

Quique Sánchez Flores repasa sus notas en la ciudad deportiva.

Quique Sánchez Flores repasa sus notas en la ciudad deportiva. / Juan Carlos Muñoz

En 14 partidos ha sumado 21 puntos el Sevilla de Quique Sánchez Flores. Los dos triunfos consecutivos a domicilio, cuando de nuevo había temblique tras la durísima derrota en Nervión frente a un rival directísimo como el Celta y con el Cádiz teniendo que visitar el Sánchez-Pizjuán también, había recreado un clima de angustia. Sobre todo a raíz del triunfo del Cádiz el Viernes Santo sobre el Granada, previo al partido del Sevilla en Getafe.

De pronto, el equipo que marcaba el descenso se podía situar a tres puntos si los de Quique caían en su visita al siempre incomodísimo estadio del Coliseum, donde históricamente ha habido importantes frustraciones. Pero no fue así. De la doble salida sale el Sevilla con ganas de Feria -aunque no habrá comida institucional- tras una temporada nefasta con tres entrenadores y una situación al límite en lo deportivo y lo institucional. Y Quique tiene muchísimo que ver en ello.

Las estadísticas son mucho mejores que las sensaciones, no obstante, en cuanto a la posibilidad de que el técnico madrileño pueda darle continuidad al sueño que siempre tuvo de entrenar al equipo al que seguía como aficionado de a pie cuando era alumno del colegio Portaceli.

El colchón de 9 puntos

Esos fríos números dicen que el Sevilla emboca la Feria con nueve puntos sobre el Cádiz y que parece que serán suficientes, parece. Aunque la situación no está como para aparecer en el real para celebrar nada. No está el Sevilla para exhibiciones lúdicas o festivas y sí para una continua reflexión interna. Es a lo que deben aprestarse José María del Nido Carrasco y los dos consejeros delegados que lo acompañan en el comité de dirección, José Castro y Fernando Carrión, junto con Víctor Orta.

Es hora de ir deshojando la margarita sobre si el Sevilla y Quique Flores van a mantener lo firmado cuando llegó el madrileño a Nervión el pasado 18 de diciembre, día de la Esperanza, con el equipo en decimoséptima posición con los mismos 13 puntos que el Celta, que marcaba entonces el puesto de descenso, y uno menos que el Cádiz. Al día siguiente de firmar por lo que quedaba de temporada y lo siguiente -aunque con cláusulas muy livianas para ambas partes por si había que romper el compromiso-, sin apenas tiempo para conocer a sus jugadores, jugó y ganó en Granada por 0-3.

Aquel inicio al plan de rescate

Desde aquella misma tarde del entrenamiento del 18 de diciembre comenzó lo que él llamó el plan de rescate. Cambió al sistema de 5-3-2, sin Isaac aún, con esta primera alineación: Dmitrovic; Juanlu, Gudelj, Sergio Ramos, Kike Salas, Pedrosa; Soumaré (Marcao, 87’), Óliver Torres; Suso (Manu Bueno, 71’), Ocampos (Rafa Mir, 71’) y En-Nesyri (Januzaj, 81’).

Luego tuvo que paliar como pudo la marcha e En-Nesyri a la Copa de África y ubicó a Ocampos en punta con Isaac cuando ya en enero ascendió el chaval de Lebrija, que le dio otro aire a ese Sevilla de pana, solidez, presión coordinada sin destaparse más de la cuenta y verticalidad, muchísima verticalidad en pos de una pegada como si fuera una cobra atacando a su víctima. Un Sevilla que ataca a picotazos, a arreones de garra y velocidad.

Los números también dicen que Quique ha sumado 21 puntos en 14 jornadas merced a 6 triunfos, tres empates y 5 derrotas con 19 goles a favor y 19 en contra, lo que lo sitúa en la clasificación parcial desde su llegada como octavo igualado con el Girona, por detrás de los dos grandes, despegados en este tramo de la jornada 18 a la 31 -Madrid con 36 y Barça con 35 puntos- y por detrás de Athletic (25), Atlético (24), Valencia (24) y Villarreal (23).

Mejor a domicilio que en casa 

En ese tramo, Quique también ha mostrado que se le da mucho mejor jugar a domicilio -4 triunfos, 2 empates y 2 derrotas; 11 goles a favor y 9 en contra- que en casa -2 victorias, 1 empate y 3 derrotas; 8-10-. Fuera no tiene ningún reparo su equipo en agazaparse y golpear con balones directos a sus dos puntas.

Las Palmas fue el mejor ejemplo de esto. Ante uno de los equipos con mayor posesión del esférico, bajo la batuta de Kirian y las directrices de un alumno de La Masía como García Pimienta, el Sevilla no tuvo reparos en ceder el balón pese a que Saúl Coco fue expulsado en el minuto 5 -robo ávido en la línea caliente y salida rauda-. Con un jugador más durante 95 minutos de tiempo completo el Sevilla apenas tuvo el 37% de la posesión. No renunció a su plan de rescate porque Quique tiene clarísimo que se ha adaptado perfectamente a la plantilla que tiene, en la que no cuentan para nada algunos jugadores que ya estaban o que fueron fichados en enero: Mariano, Rafa Mir, Januzaj, Hannibal, Véliz... Hay lo que hay.

¿Bastan estos números y estas sensaciones para que Del Nido Carrasco y Orta le den continuidad? Todo indica que ni el propio Quique ve claro que deba seguir en un Sevilla de saldo, que necesita un proyecto nuevo sobre la austeridad económica y que está abocado a una época de angustias. Él ya ha demostrado que sí vino a salvar al Sevilla, su reto, al menos esta temporada. ¿Dependerá su continuidad de las siete últimas jornadas? No lo parece...

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