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Una lucha contra varios contratiempos

  • Tokio, sede de los Juegos Olímpicos de 2020, vivirá las complejidades de ser ciudad anfitriona en esta cita

En menos de cuatro años, el fuego olímpico llegará a Tokio y encenderá el pebetero de los Juegos 2020. Pero, "¿dónde está el pebetero en el nuevo estadio?", se preguntaron los organizadores nipones en marzo. Algo no cuadraba en los proyectos.

Los arquitectos del estadio de Tokio se olvidaron de pensar en un lugar para el símbolo olímpico más importante. Aún quedan cuatro años para que se inauguren los Juegos el 24 de julio de 2020, pero ese contratiempo demuestra que siete años quizás sea poco tiempo para que los anfitriones se organicen. Y si, además, la concesión se investiga por posible pago de sobornos, el júbilo inicial desaparece rápido.

También Río de Janeiro experimentó en su propia carne que la realidad es muy diferente a las alegres imágenes de los vídeos de promoción. Los Juegos en la ciudad carioca fueron recibidos con esperanza en una Brasil en crecimiento. Sin embargo, meses antes de la ceremonia inaugural faltaba de todo por determinar: las sedes deportivas se terminaron en el último momento, en la Villa Olímpica las obras prácticamente se acabaron con los atletas dentro y el dinero no alcanzó para todo lo fijado. Pero, ¿quién podía prever la difícil crisis política y económica en la que se sumió el país?

Ahora es Tokio la que experimenta las complicaciones de ser organizador. La capital japonesa se impuso el 7 de septiembre de 2013, en la elección en Buenos Aires, a Madrid y Estambul. Desde que investigadores franceses se toparon con pagos sospechosos de alrededor de 1,8 millones de euros en torno a la fecha de la concesión, Tokio tiene un auténtico problema de imagen. Es por ello por lo que el Comité Olímpico Nacional y el Gobierno reaccionaron lentamente hasta que se puso en marcha el apoyo hacia la organización.

El presidente del comité organizador, Yoshiro Mori, todavía tiene tiempo de corregir defectos y subsanar contratiempos. El revuelo en torno al estadio olímpico muestra cuál es la índole de estos problemas. El arquitecto Kengo Kuma, al que se le encargó la obra en diciembre, afirmó que en la licitación no se hacía mención a ninguna fuente para el fuego.

Su diseño fue elegido después de que el primer ministro, Shinzo Abe, rechazara en julio de 2015 los planes originales de la arquitecta iraquí-británica Zaha Hadid por un tema de costes.

El proyecto de Hadid costaba alrededor de 2.200 millones de euros, casi el doble de lo previsto inicialmente. El proyecto del japonés, por el contrario, está tasado en 1.312,33 millones de euros, cifra que desciende casi 1.000 euros con respecto al otro.

Las obras empezarán en diciembre de este año y, según la oficina de Kuma, estarán terminadas en noviembre de 2019, dos meses antes de la fecha establecida por el Comité Olímpico Internacional (COI) y siete meses antes del inicio de los Juegos Olímpicos, que llegarán a Tokio por segunda vez después de 1964. No obstante, ya está en duda que se vaya a cumplir el cronograma previsto.

Más allá de eso, estuvo el escándalo con el logo olímpico, que tuvo que ser sustituido hace un año porque el diseñador, Kenjiro Sano, lo plagió, al parecer, de un belga.

Por otra parte, Tokio se impuso con la promesa de la ubicación favorable de los estadios cerca del centro de la ciudad. Ahora se está pensando en trasladar un poco más lejos algunas instalaciones deportivas.

Algunos funcionarios quieren trasladar los partidos de primera ronda del softbol y el béisbol a la prefectura de Fukushima, al norte de Tokio, y, por tanto, cerca de la controvertida central nuclear, cuyo núcleo comenzó a derretirse después del tsunami de marzo de 2011.

A su vez, son muy criticados los gastos. El presupuesto original era de 3.962,13 millones de euros, dijo el periodista japonés Takashi Uesugi. "Los costes podrían aumentar a hasta dos y tres billones", aseguró.

La ex ministra de Defensa Yuriko Koike, actual y primera mujer gobernadora de la capital japonesa, que prometió volver a revisar todos los costos, recibió el domingo la bandera olímpica durante la ceremonia de clausura de Río 2016.

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