Fresco en el recuerdo y hoy se cumplen los cuarenta años de un suceso que con el tiempo fue aumentando su leyenda, acrecentada por la conversión en bronce de uno de sus momentos. Era 30 de abril de 1984 y la Feria era de lunes a domingo, por lo que ese lunes se encendería el alumbrado un rato después de aquello. Aquello fue una de las perlas que se engarzaron para describir la irrepetible carrera de Curro Romero. Lunes de alumbrado y con el camero se anunciaban Rafael de Paula y Paco Ojeda para matar una corrida de Gabriel Rojas. Entre los que vinieron del Castillo figuraba un toro negro zaíno y muy armónico llamado Flautino y con el que Curro iba a entenderse para entablar un diálogo para la historia del toreo. Fue aquella Feria, por ejemplo, la última de Paquirri. Han pasado cuarenta años y no se olvida.