Unicaja

Los blindajes del Unicaja

Dylan Osetkowski celebra una canasta.

Dylan Osetkowski celebra una canasta. / ACB Photo / M. Pozo

Es inevitable y, aunque pueda parecer contradictorio, una buena noticia que cuando un equipo realiza una gran temporada como la que está completando el Unicaja grandes equipos pongan a los artistas en el radar. A estas alturas ya empieza a haber movimientos serios de jugadores y entrenadores. En los últimos días se ha visto en el mercado europeo ya anuncios oficiales para la próxima campaña. Quedan, al menos, dos meses de competición por delante.

La campaña que está realizando, por ejemplo, Dylan Osetkowski es llamativa dentro de un contexto de un Unicaja que reparte mucho protagonismo y con minutaje limitado (el californiano es el único que supera los 800 minutos acumulados y los 20 de media por duelo). Fue curioso comprobar que en la encuesta entre los general manager de la Basketball Champions League ninguno le nombraba entre los jugadores más decisivos o candidatos a MVP, como sí aparecían otros jugadores cajistas en unos u otros conceptos.

Osetkowski comentaba esta semana en una entrevista en La Opinión lo que es una realidad entre los profesionales, que es difícil decirle que no a uno de los grandes clubes de la Euroliga si llega con todo. Darío Brizuela, por ejemplo, había rechazado alguna opción de club de la máxima competición europea antes de renovar con el Unicaja. El Bayern de Pablo Laso fue una de ellas. Hasta que apareció el Barça, con algo más de un millón de euros por delante para el club más la oferta deportiva de pelear por todo. Y se hizo. Se fue con honores y con todos ganando. Si tres meses antes no firma esa renovación se hubiera ido libre.

El Unicaja siguió en esa línea de trabajo durante el verano (trabajo ya trazado de antes). El club subió tres millones de presupuesto porque entendió que había que apostar por el bloque que había sido campeón de Copa y había encandilado. Un grupo unido, cuyos lazos van más allá de la pista. El club pagó lo que merecían y se habían ganado en la pista, pero también blindó con cláusulas altas, en contexto de mercado, a todos los que prorrogaron su contrato hasta 2025 o más allá. Es decir, además de al propio Darío Brizuela, a Tyson Carter, Alberto Díaz, Kendrick Perry, Tyler Kalinoski, Dylan Osetkowski, Nihad Djedovic y David Kravish, además de Kameron Taylor. Y también la de Mario Saint-Supéry. Las renovaciones de Sima, Lima, Ejim y Thomas fueron por una temporada (con opciones ejecutadas en algún caso). Y a Barreiro se le prorrogó el año extra que se recogía en su contrato original de dos más uno.

Las cifras de las cláusulas de rescisión tiene como mínimo 500.000 euros y alguna rebasa el millón de euros, al estilo Brizuela. En algunos casos estaban ligadas al sueldo. Pagas más, cláusula más alta. Pagas menos, cláusula más baja. Ley de mercado. En el caso concreto de Osetkowski no llega al millón de euros el buyout, pero se acerca. Son cifras “bastante altas” cuando se cuestiona a agentes que intervienen en el mercado y que “muy pocos” clubes en Europa pagan habitualmente. En el caso de Brizuela, por ejemplo, fue determinante, además de su calidad, el hecho de ser cupo. El agente de Osetkowski es Misko Raznatovic (también de Ejim, Perry, Djedovic e Ibon), que suele medir bien los tiempos con sus jugadores. Se recuerda el caso de Nedovic cuando se ganó la Eurocup. Pese a los rumores, se quedó un año más para jugar la Euroliga liderando aquí.

En el Unicaja hay tranquilidad con este aspecto del mercado, aunque no se deja de trabajar en seguimiento de jugadores e hipotéticos relevos. Los inputs de los agentes de los jugadores son positivos sobre su continuidad aunque hay situaciones incontrolables. Lo que se ha construido hace que, para marcharse, los jugadores deban recibir algo muy sugerente deportiva y económicamente. Mientras tanto, por delante algo más de dos meses de competición apasionantes.

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