Jerez

El producto milagro que 'curaba' el cáncer se fabricaba en un garaje

  • Comienza en la Audiencia el juicio del Acobiomol, un medicamento que comercializaban falsos médicos y que no pasaba los controles de Sanidad · Hoy declara como testigo el alcalde de El Puerto

La primera jornada de las cuatro previstas del juicio del Acobiomol comenzó ayer en la Audiencia provincial. Se sientan en el banquillo cinco personas, dos consideradas los cerebros de la trama, Juan Manuel Acosta y Luis Andrades, a los que se les acusa de un delito de estafa continuada, intrusismo profesional y contra la salud pública por fabricar y comercializar un medicamento milagro con el nombre de Neovit-3000 haciéndose pasar por licenciados en Medicina, en Biología molecular y en Química. Para ellos, Fiscalía solicita siete años de prisión, mientras que la acusación particular eleva la solicitud de pena a los diez años. Junto a ellos, también se sentaron en el banquillo dos doctores de la clínica Costa Oeste, de El Puerto, E. de la. R. y R.Q, así como R. Andrades, hermana de Luis, acusada de ejercer como enfermera. A los tres se les acusa de ser cómplices en la estafa.

En primer lugar declaró Juan Manuel Acosta, quien solamente quiso responder a las preguntas de la Fiscalía y de los abogados de los hermanos Andrades. Sorprendentemente su abogado no intervino. Acosta reconoció que, a pesar de no tener los título de Medicina, Farmacia y Biología Molecular, tenía "formación para ello", y que mentía sobre la posesión de estos títulos para crear en sus pacientes "confianza y seguridad" hacia su persona, por lo que vestía además la pertinente bata blanca. Señaló que desde el año 1974 ha estado trabajando en la llamada teoría del Acobiomol, basada en la "Ciencia de la vida", y que tras conocer a Luis Andrades, empezaron a comercializar el medicamento Neovit-3000, un producto que fabricaban "en un garaje", que no se vendía en farmacias ya que su composición era parecida a la de productos dietéticos y que no pasaba los pertinentes controles de Sanidad. En 2004 ya establecieron las consultas en la clínica Costa Oeste y en la jerezana calle Medina. Ahí trataban con pacientes con diversas enfermedades como el cáncer o la distrofia muscular. El producto lo vendían en botes de cristal, aunque fabricaron otras dos versiones en crema: Neovit anti arrugas y Neovit exfoliante.

Luis Andrades también quiso eludir las preguntas del abogado de la acusación particular, Enrique Montiel, limitándose a responder al Fiscal, a su abogado y al de su hermana. Negó que fuera licenciado en Medicina, aunque sí reconoció que lo es en Física y afirma que se dedicaba a la gestión de empresas hasta que conoció a Acosta, quien se le presentó como doctor en Farmacia, biólogo molecular y persona que había sido propuesta al Nobel y que le habló de su teoría del Acobiomol, la cual "creí firmemente". Así y todo, y al contrario de lo que dice el otro principal imputado, afirmó que "nunca he fabricado nada ni pedido materias primas, porque el que conoce la teoría del Acobiomol es él (Acosta)". También negó que entrara en la consulta en la clínica Costa Oeste, ya que "lo único que hacía era gestionar" y que "solo entraba cuando me requerían", señalando incluso que ejercía de chófer de Acosta ya que éste no conducía. Hay que destacar también las palabras de elogio que tuvo hacia éste. "Juan Manuel era tratado como un Dios allá por donde iba. Es una eminencia tenga o no el título" y afirmó que parte de todo lo que se ha formado en torno a ellos se debe "a la presión mediática ejercida por los medios de comunicación a través del señor Prera (uno de los principales afectados). Andrades también indicó que concertó con Acosta "un 50% de los beneficios", pero que al final, "apenas recibí nada".

R. Andrades también se limitó a responder a las preguntas de su abogado y de la Fiscal, señalando que "no sé qué hago aquí" ya que "ignoro por qué esos señores (los afectados) me han implicado en estos hechos". Según ella, no pudo ejercer de enfermera ya que las únicas veces que pisó la clínica lo hizo para visitar a su hermano.

No dijeron lo mismo los últimos dos imputados, los doctores E. de la R. y R.Q., que sí señalaron que R. Andrades tomaba parte activa en las consultas llevando el historial clínico de los pacientes. Ambos negaron su implicación de los hechos, ya que señalan que lo único que hacían era seguir la evolución de los pacientes. R. Q., además, señala que "me engañaron desde el primer momento" y que "exigía la documentación científica del producto, pero nunca me la dieron".

Hoy será el turno de los testigos, entre ellos el alcalde de El Puerto, Enrique Moresco, cuya mujer estuvo tomando el producto.

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