Provincia de Cádiz

"Cuando sacaron las porras y empezaron a pegar por impulso pensé: nos matan"

  • Uno de los jóvenes denunciantes de una "brutal agresión" por parte de más de diez porteros de la Discoteca Ícaro, en Conil, relata el suceso · "Los testigos vieron que no era una pelea, sólo recibíamos golpes nosotros"

Efrén V., de 32 años, sujeta la radiografía que demuestra que su mandíbula, con múltiples facturas, ha sufrido una profunda reconstrucción en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla. Una placa de unos cinco centímetros sujeta la estructura ósea inferior y, en el resto de la boca, se reparten hasta 12 tornillos para reparar los daños sufridos. El portuense apenas puede hablar porque dos gomillas se lo impiden. Por eso se ayuda de su pareja para relatar la "brutal agresión" que tanto él como su amigo Vicente S., de 30 años, sufrieron a manos de un grupo de más de diez porteros de la discoteca Ícaro, en Conil, en la madrugada del sábado 20 al domingo 21. Los partes de lesiones de ambos están recogidos en la denuncia formulada ante la Guardia Civil. A la espera de la investigación judicial, los responsables de la discoteca y de la empresa de seguridad del local sostienen que sus efectivos actuaron en defensa propia.

Efrén V. y Vicente S. se reunieron con otros seis amigos en Conil para celebrar la despedida de soltero de uno de ellos. Cenaron, tomaron copas en dos bares de la localidad y, en un momento de la noche, disfrazaron al futuro novio de enfermera, con una bata corta y un gorro. Una despedida de soltero entre amigos. Tras el cierre de los bares, algunos propusieron ir a la discoteca Ícaro, en la Plaza de Andalucía, la más importante del casco urbano con un aforo para más de mil personas. "Yo no quería ir allí, no era nuestro plan, pero al final algunos entraron y entramos todos. Era una despedida y en Conil todo cierra a las cuatro", recuerda Efrén.

En la puerta de la macrodiscoteca, explica, preguntaron a los porteros si había algún problema con que su amigo entrara disfrazado. No, ninguno. 15 euros por cabeza y adentro. Hubo un primer incidente, según el relato del agredido, cuando dos responsables de seguridad de la pista agarraron al futuro novio y censuraron su disfraz: "Aquí así no se puede estar". Los jóvenes les remitieron al permiso de sus compañeros de la entrada y el incidente quedó resuelto, al menos en principio: "Seguimos bailando aunque se nos bajaron los ánimos. Los porteros se pusieron de nuevo allí y no paraban de mirarnos".

Efrén no sabe si este rifirrafe alimentó el suceso que ocurriría justo tras el cierre del local, cuando la despedida se acababa y grupo salía de la discoteca. Él y su amigo Vicente se adelantaron con sus copas y, en la puerta, los porteros les recordaron que no podían sacar las consumiciones al exterior. Según su relato, un portero intentó quitar a Vicente el botellín de cerveza que llevaba "de forma brusca" y, al ver que éste lo sujetaba insistiendo en que se lo iba a beber, sacó una porra y le golpeó en la cabeza. Ahí se desencadenaron las agresiones, según sostienen los denunciantes. "Cuando sacaron las porras y empezaron a pegar por impulso pensé: nos matan".

Efrén sigue relatando los tensos momentos: "Vi que lo sujetaban entre varios. Dos por las piernas y dos por los brazos y que empezaban a darle puñetazos y patadas cuando estaba en el suelo. Tenían porras, extensibles y puños americanos. Entonces intenté sacarle de ahí y al verme uno gritó, 'al grande, al fuerte, a por él'. Me pegaron un porrazo detrás de la rodilla y en el suelo me dieron varios golpes en la cara, patadas y una patada en la mandíbula", sostiene Efrén, que mide en torno a 1,80 y es corpulento aunque ha perdido mucho peso tras una semana sin comer.

Según los denunciantes, había más de 100 personas en la plaza y muchos gritaban a los porteros que pararan, "que eran unos cobardes". "La gente estaba viendo que aquello no era una pelea, que sólo estábamos recibiendo golpes con saña. No era una pelea", insiste.

Según el relato del joven, los golpes no cesaron hasta que los porteros "vieron la sangre" y los testigos les socorrieron. Sus amigos permanecieron dentro de la discoteca durante la agresión, sin saber quiénes eran los protagonistas del barullo. En el grupo de la despedida había deportistas de alto nivel, extremo contrastado por este medio. "Gente muy sana que ni siquiera fuma", asevera Efrén, que recuerda con indignación como, cuando llegó la Guardia Civil, los porteros se reían desde el otro lado de la plaza. Contó 14: 12 "de negro" y dos más de la empresa Escualo Seguridad.

Vicente S. fue atendido en el ambulatorio de Conil. Tenía una brecha en la cabeza que requirió la colocación de 14 grapas, y múltiples golpes. Efrén V. también sufría contusiones en el cuerpo además del traumatismo de cara y nariz del que fue operado tres días después, cuando le identificaron la fractura.

La gerencia de la empresa Escualo Seguridad, tras consultar ayer, a petición de este medio, las incidencias de la noche del 21, señaló que los dos agentes que trabajaron en la discoteca aquella noche actuaron "en defensa propia" tras la negativa de un cliente a dejar en el local un botellín de cerveza que llevaba oculto. "Increpa a los agentes y, a uno, le sujeta la defensa", refleja el informe, que no hace referencia a las condiciones de la agresión.

El encargado de la discoteca Ícaro, José Seranega, también subrayó ayer que los porteros actuaron "en legítima defensa tras la agresión de los chicos" y negó rotundamente que sus empleados usen porras extensibles y puños americanos. Sobre la brecha de Vicente S., aseguró que el joven se la provocó "al caer y golpearse contra el quicio de la puerta". "Lo que ocurrió no fue desmesurado", aseveró.

El abogado de los agredidos ha reclamado la grabación de las cámaras de seguridad de la discoteca para esclarecer los hechos. Seranega aseguró ayer haber visto la grabación que "confirma" su versión "el lunes y el martes" pero apuntó, no obstante, que "el miércoles, un problema en el disco duro del videograbador" le impidió descargarlo y que, desde entonces, informáticos intentan recuperarlo.

Efrén V., que reclama que esa grabación salga a la luz, asegura que el cirujano que le atendió le dijo que un golpe más certero podría haber sido mortal. "Si esos porteros siguen allí, tarde o temprano acabarán matando a alguien".

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