Epidemiología

Menos infartos en no fumadores desde la primera ley antitabaco

  • Un estudio analiza la repercusión en la salud general de la prohibición de fumar en espacios cerrados.

Cuando en 2005 se aprobó la primera ley antitabaco, que prohibía fumar en todos los espacios públicos a excepción de algunos bares y restaurantes habilitados específicamente para ello, eran varios los objetivos del Gobierno: prevenir el consumo, proteger a los fumadores y a los no fumadores y facilitar el abandono del tabaco. Siete años después, no se ha conseguido reducir de forma significativa el número de fumadores y no hay datos que demuestren si se ha logrado prevenir el consumo en los más jóvenes. Pero uno de los objetivos se ha cumplido claramente. La polémica norma de 2006 protege la salud de fumadores y no fumadores, especialmente de estos últimos, como lo acaba de demostrar un estudio español publicado en la revista PLosOne.

El trabajo, que ha analizado datos de 3.703 infartos ocurridos en Gerona entre 2002 y 2008 y los ha comparado según la fecha en que se registraron (antes o después de la entrada en vigor de la ley), concluye que la implantación de esta norma ha reducido un 11% el número de infartos agudos de miocardio. El beneficio, sobre todo, se ha visto en los no fumadores, donde el porcentaje ha bajado un 15%. Como recuerda el autor principal, el coordinador del grupo de investigación en epidemiología y genética cardiovascular del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), Roberto Elosua, no es el primer trabajo que se publica sobre el impacto de la Ley en la salud, pero sí la primera vez que se mide concretamente su relación con los infartos producidos, cifra que en España ascendió a más de 50.000 en 2011. Hasta ahora, la ciencia había demostrado que moría menos gente por infarto desde que la ley estaba en vigor. Este estudio demuestra que, además, se registran menos casos.

Alguien podría preguntarse cómo es posible que dichos efectos sobre la salud se observen tan solo dos años después de la entrada en vigor de la ley. La respuesta es sencilla. El tabaco provoca infartos mediante dos mecanismos: uno agudo y otro a largo plazo. Este último consiste en favorecer la formación de placa de ateroma (acumulación de grasa en el interior de las arterias) que, tarde o temprano, acaban provocando que la sangre no llegue al corazón o al cerebro. Obviamente, cuando se deja de fumar, la placa de ateroma no desaparece, aunque puede ralentizarse su acumulación.

Pero el efecto agudo del tabaco es un factor desencadenante del infarto en el momento en que se produce. "¿Por qué una persona tiene un infarto hoy y no ayer o mañana? El cigarro puede darnos la respuesta", comenta el investigador del hospital catalán. Y es que las sustancias presentes en los pitillos hacen que aumente la capacidad de la sangre de coagularse. "La formación de coágulos es un mecanismo del infarto", añade el médico. De hecho, Elosua explica que, debido a este efecto agudo, cada año que una persona pasa sin fumar reduce su riesgo de infarto en un 50%. "Si un fumador tiene el doble de posibilidades de sufrir un infarto que alguien que no fuma, al año se reduce la cifra a un 50%; a los dos años, a un 25%, a los tres, a un 12,5%…"

Aunque pueda parecer que el mayor riesgo del tabaquismo es la posibilidad de provocar cáncer de pulmón, Elosua tiene muy claro que su influencia en las enfermedades cardiovasculares es muy importante. De hecho, afirma sin dudarlo, cualquier cardiólogo al que se le preguntara qué factor de riesgo cardiovascular eliminaría si pudiera, señalaría a la nicotina. "Si solo nos concedieran un deseo para mejorar la salud del corazón, sería sin duda la eliminación del tabaco", enfatiza.

El estudio recién publicado en es fruto de uno de los mayores registros de eventos cardiacos que hay en España, el Registro del Corazón de Gerona (Regicor). Con este, son ya 35 los años en que esta ciudad catalana ha contabilizado los eventos cardiovasculares, lo que permite que se publiquen trabajos como éste.

Según los autores, los datos son extrapolables al resto de España, como lo demuestra el hecho de que otros trabajos hayan arrojado datos similares.

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