La luz, una luminosidad que perdió hace demasiado tiempo, es lo primero que salta a la vista cuando se observa el sagrario de San Mateo una vez que ayer fue reabierto al culto tras tres meses de obras que le han devuelto el esplendor perdido. En su interior se tiene la sensación de trasladarse a 1727 cuando se dio por terminada su construcción. Manda el blanco, que ya no es el de la cal que la cubrió, incluso a todo San Mateo, como elemento desinfectante. Ahora es un revestimiento técnicamente más avanzado que pretende evocar cómo fue ese espacio después de que su cantería gótico mudéjar fuera tapada. Esa es la asignatura pendiente, recuperar esa construcción primigenia y sus maravillosos elementos pictóricos, de lo que se han dejado algunas muestras. Y mandando, el retablo con El Desconsuelo, mayestática, vistiendo galas añejas con manto azul bordado de vistas junto a San Juan. Varios testigos en el perímetro del edificio dejan ver qué hay detrás de las actuales paredes. Dicen los expertos que una maravilla.

La reapertura fue solemne, con la música coral, viento y percusión del grupo San Pedro Nolasco. Al mismo nivel estuvieron las representaciones: el obispo, la alcaldesa, el presidente de Acciona -empresa que ha patrocinado gran parte de la obra-, el presidente de la Unión de Hermandades, el presidente del colectivo vecinal, la junta de gobierno del Desconsuelo y hermanos. Para empezar se trasladó el Santísimo hasta el sagrario para que la capilla recuperara la función para la que fue creada. Monseñor Mazuelos lo portó bajo palio. Después llegaron las intervenciones, las primeras de los técnicos que han dirigido la obra. El arquitecto, Juan Fernando Bernal, explicó que la capilla padecía graves problemas de estabilidad estructural. La arqueóloga, Raquel Utrera, dijo que el trabajo "ha sido un ejemplo de rehabilitación de un edificio histórico". El restaurador Agustín Pina afirmó que la capilla "tuvo un aspecto como el actual, muy luminosa" y destacó "la osadía" constructiva de la linterna, además de la decoración pictórica. Tras estas primeras alocuciones se descubrió una lápida que inmortaliza la reapertura de la capilla.

El hermano mayor, Ángel Bocarando, no ocultó su alegría y emoción: "si hace un año nos decían a los hermanos que esto ocurriría hoy, no nos lo creeríamos". José Manuel Entrecanales, de Acciona, manifestó que ha "contribuido a una labor que dio comienzo hace 750 años. Una aportación humilde en la larga historia de la ciudad". Remarcó las palabras "elegancia, honradez y sabiduría" para definir lo que ha sido un proyecto que cuando se lo presentaron, "me pareció el clásico sablazo pero después viendo el planteamiento, sustentado en esos tres calificativos, me pareció bien aceptarla".

La alcaldesa felicitó a la hermandad y al obispo por el tesón en la recuperación del patrimonio de la ciudad. "Esta obra evidencia que cuando la iniciativa privada, la administración y los ciudadanos se unen para sacar adelante un proyecto, se hace realidad". Anunció que la Catedral ha entrado en el Plan Nacional de Catedrales y que el monasterio de la Cartuja recibirá una importante inversión pública.

Cerró las intervenciones monseñor José Mazuelos manifestando que con la reapertura "tenemos la oportunidad de encontrarnos con la historia. Cuando he colocado al Santísimo he sentido a todos los que a lo largo de los siglos han pasado por aquí, han rezado y han admirado al Desconsuelo".