Jerez

Todo bajo control

  • El Circuito lo custodian diversos miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, formando un dispositivo que ya fue galardonado el año pasado como el mejor del Mundial

En un evento como el Gran Premio de Jerez, para el que se estima que se han desplazado unas 130.000 personas procedentes de toda España y de multitud de países del continente europeo, debe existir un dispositivo de seguridad perfectamente coordinado para no dejar ningún cabo suelto y preservar la integridad de todos los aficionados al motociclismo.

Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, desplegados por todo el circuito jerezano, velan por que durante el fin de semana el número de incidentes sea el menor posible, labor que ya fue premiada el año pasado por la IRTA (International Road-Racing Teams Association), que reconoció al GP de Jerez como el mejor organizado de todo el Mundial.

Manuel González, portavoz de la comandancia de la Guardia Civil de Cádiz sirvió ayer de guía en la visita de este medio por el singular tour de la seguridad desplegado por el trazado jerezano.

En el acceso 1, controlando escrupulosamente la entrada y salida de cualquier vehículo o peatón se encuentran los miembros del GRS, o lo que es lo mismo, el Grupo Rural de Seguridad, cuyos integrantes son especialistas en el control de masas y vigilan en esta entrada que “no se produzca ningún altercado que pueda interferir el normal funcionamiento de la prueba deportiva”, explica González. En total, por todo el circuito hay distribuidos 87 efectivos de este cuerpo de la Guardia Civil.

A tan solo unos 100 metros de los agentes del GRS nos encontramos con la Oficina de Atención al Ciudadano, habilitada para la formulación de denuncias o para “cualquier otra petición de los ciudadanos que precisen la ayuda de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado”, matiza Manuel González.

González afirma que la mayoría de las consultas que atienden se deben “sobre todo a robos, de cascos, carteras o cualquier otro objeto personal, aunque también hay quien se pasa con la bebida y no se acuerda ni de dónde ha dejado su vehículo”.

Por su parte, perfectamente motorizados, custodian el circuito once agentes de la Guardia Civil de la Patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza, es decir, del Seprona. Uno de ellos es el brigada Francisco Pérez Pulido, jefe del Seprona de la comandancia de Cádiz, que apunta que el objetivo de su trabajo no es otro que “garantizar la seguridad tanto en el perímetro interior como en el exterior del circuito, atendiendo los delitos de carácter medioambiental que se produzcan”. Las  infracciones más habituales a las que tienen que hacer frente son “las acampadas ilícitas, y la quema de neumáticos”, afirma Pérez Pulido. Este año ya se han detectado un total de 33 acampamientos ilegales y varios casos de quema de ruedas, multadas en ambos casos con una suma que oscila entre los 3.000 y los 6.000 euros.

Aunque también quién se salta la ley por otros medios, como por ejemplo, instalando pequeños establecimientos que venden alimentos y que “ponen en riesgo la seguridad de los usuarios”, asegura el jefe del Seprona gaditano.

En una loma con vistas a la curva Sito Pons se encuentra un pequeño edificio en cuyo interior se encuentra el Puesto de Mando Avanzado (PMA), en el que hay numerosas pantallas de televisión controladas por 47 profesionales de distintas modalidades: Protección Civil, Emergencias 112, Cruz Roja, Guardia Civil (Grupos Rurales de Seguridad, de Tráfico y de las unidades de Seguridad Ciudadana de la Comandancia -Usecic-), 061, Grea (Grupo de Emergencias de Andalucía) y Policía Local, además de trabajadores de dos empresas de seguridad.

Todos estos profesionales son “los ojos, los oídos y la cabeza pensante del dispositivo de seguridad desplegado por todo el circuito”, afirma Manuel González.

Pero todas las imágenes aéreas que reciben en el PMA no llegarían de no ser por la labor de los helicópteros que sobrevuelan el espacio aéreo jerezano. En total son cuatro aeronaves: dos pertenecientes a la Guardia Civil, una de la Dirección General de Tráfico (DGT) y otra del Grea.

El sargento primero Raúl Fernández es uno de los pilotos que maneja una de las aeronaves de la Guardia Civil, concretamente la UHEL 23 de Rota, en la que además del propio Raúl operan otros dos efectivos, uno que lo acompaña durante el vuelo y otro que se encarga de comprobar que todo funciona correctamente realizando un protocolo de revisión antes de cada despegue.

Fernández define su labor y la de sus compañeros como “los ojos de mando del dispositivo, pues nos encargamos de transmitir y recibir imágenes y también de prestar apoyo para cualquier contigencia que pueda suceder”. Fernández atesora una gran experiencia en este tipo de eventos, pues “ya son muchos años los que llevamos viniendo al circuito y notamos cómo el dispositivo va evolucionando”.

Raúl asegura que para pilotar uno de estos helicópteros tan solo es necesario “tener memoria a corto plazo, ser despierto, tener reflejos y ser medianamente inteligente”. Este año se ha mejorado “nuestro centro de control, que está automatizado, informatizado y centralizado, y adonde llega cualquier tipo de incidencia antes que a cualquier otra unidad”, destaca Raúl.

Para complementar este dispositivo también se cuenta con el servicio cinológico, órgano encargado de la utilización del perro policía de la Guardia Civil, y que contabiliza dos guías detectores de narcóticos y uno de explosivos. Como cuenta Manuel Jesús López, brigada jefe del equipo de desactivación de explosivos de la provincia de Cádiz, del campo de Gibraltar y de Ceuta, “la experiencia en el circuito es muy importante, pues llevamos muchos años viniendo y ya el dispositivo casi se monta solo”.

“Nosotros lo que hacemos es organizar búsquedas preventivas mucho por si pudiera aparecer algún artefacto o dispositivo peligroso”, afirma López, tarea para la que cuenta con la colaboración de su compañero José Luis Macías, guía de explosivos y encargado de tratar con los perros policía

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