Desde la ciudad olvidada

José Manuel Moreno Arana

Bóvedas blanqueadas

eL pasado jueves se clausuraban las "V Jornadas de intervención en Patrimonio en Jerez de la Frontera", organizadas por el Ayuntamiento y el Colegio de Arquitectos de Cádiz. En la última ponencia se expusieron los trabajos acometidos sobre las cubiertas de la sacristía mayor de la Catedral y sus dependencias anexas. Aunque esta reciente restauración parece haberse desarrollado dentro de unos cauces aceptables, tengo que admitir que algunos pormenores me resultaron un tanto discutibles. Es el caso de la desaparición de la policromía de las bóvedas. La falta de fondos, que supuso que el proyecto de construcción del edificio quedara inconcluso ya en el siglo XIX, obligó a que estas bóvedas se acabaran en su día en ladrillo y no en piedra. La solución más barata para dar un resultado que no desmereciera del conjunto fue ocultar este material pobre con una pintura efectista que imitaba el aparejo de sillería. Una apariencia que tuvieron hasta esta última actuación, en la que se ha decidido sustituir este sencillo trampantojo por una superficie pintada de blanco. La justificación dada para ello fue conseguir una mayor luminosidad y una más fácil conservación. Está claro que los ideales estéticos de los arquitectos actuales están lejos de estos efectismos de tradición barroca. También que es más barato blanquear que restaurar y, sobre todo, si hablamos de unas pinturas deterioradas por la humedad y cuyo valor es cuestionado. Que se distorsione la idea original y se cambie el aspecto que hasta entonces presentaban es algo, al parecer, sin importancia. Sólo queda desear que en un futuro no se caiga en el mismo error cuando haya que actuar sobre las bóvedas que cubren las naves laterales catedralicias, igualmente de ladrillo y con idéntico acabado pictórico.

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