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¡Cómo me lo paso!

  • Risas, convivencia, tiempo libre responsable, formación y familia; así es el centro juvenil Futuro Abierto, en el colegio Lora Tamayo

  • "Aquí hay Matemáticas, Lengua y Solidaridad"

"¡cómo me lo paso! ¡Cómo me divierto! Centro Juvenil ¡Futuro Abiertoooooo!". En el suelo del patio un grupo de niños levanta los brazos y sonríe al paso de Marco Antonio Martínez, salesiano y coordinador de la Asociación Juvenil Futuro Abierto, entidad que cumple 30 años en el colegio Lora Tamayo. Todo el mundo sabe qué contestar cuando Marco lanza en voz alta "¡Cómo me lo paso!". Es magia. Pura magia que envuelve el centro, que ilusiona y hasta conmueve al que por primera vez entra y se encuentra la pasión de mayores, jóvenes y pequeños por el proyecto común Futuro Abierto.

Los salesianos son "expertos" en atender a los jóvenes, "estamos las 24 horas dedicados a ello". "No hay ningún colegio que tenga esta peculiaridad -añade el salesiano-. Pasas un domingo a las diez de la noche y hay gente. Pasas un martes a las diez de la noche y hay gente. Un sábado por la mañana y hay gente. El colegio está abierto siempre por las actividades". Todo desde un estilo juvenil, fresco, cercano, basado en las tres columnas de la familia salesiana: prevención, familiaridad y confianza. "Esas tres palabras dan sentido a todo lo que hacemos. La prevención para evitar que los chavales caigan en malos hábitos. Al que viene le llama la atención ya no sólo lo que hacemos sino el ambiente que se respira. Aquí hay muchos chavales que no son del centro, porque aquí no hay requisitos, sólo ser joven. Y sobre todo implicando mucho a la familia. Y la tercera, la confianza. Nuestro fundador Don Bosco decía que la educación era cosa del corazón. Partiendo de esa premisa, que no es una idea sino una realidad, los chavales se sienten queridos. Es muy difícil de explicar", relata Marco.

Como dato relevante hay que decir que el centro cuenta con wifi y con ordenadores: "Pues no se utilizan. Conseguimos que el joven se olvide de las maquinitas y conecte con lo que nos hace realmente humano, que son las distancias cortas, la conversación, la palabra al oído, algo que decía nuestro fundador. Que significa ese ratito que el joven necesita que lo escuchen".

Si un grupo quiere practicar skate, pues el centro habilita unas rampas. Que un grupo quiere clases particulares, pues Futuro Abierto las programa "desde la gratuitad y el voluntariado". "Todo el tiempo libre que ofrecemos es sano y educativo. Lo competitivo no entra dentro de nuestros planes. Las medallas no se les dan a los que ganan, sino al equipo más deportivo, los chiquillos hacen su actividad de bailar por el mero hecho de disfrutar bailando… Es algo que les llama la atención", declara el salesiano. ¿El secreto? "El voluntariado. Los que hoy están de animadores fueron niños que se reflejaban en sus animadores y querían ser como ellos. No nos gusta la palabra monitor, nosotros los llamamos animador, porque viene de alma, hay que ser el alma de la fiesta", subraya Marco. Precisamente remarca que tienen una escuela de animadores reconocida por la Junta de Andalucía y que prácticamente no tiene coste para el joven: "Queremos formación, formación y formación. Ese es el tesoro más grande. No estamos aquí para entretener niños, estamos para educar y formar y desde esa clave nos damos cuenta de que la formación es el recurso más importante que le puedes dar a los chavales".

Futuro Abierto organiza convivencias, viajes para conocer otras asociaciones de la familia salesiana, prepara fiestas (pronto tendrán su particular cotillón de Fin de Año) y es una entidad muy solidaria. "El proyecto Avanti surgió de los profesores del colegio. Hicieron un estudio para conocer qué necesidad acuciante había en la ciudad y todos los jueves, llueve, truene, sea verano o fiesta, se sale a atender a las personas sin techo. El equipo de adultos acompaña a los que son verdaderos protagonistas del proyecto, los alumnos. Y hay tortas por salir a acompañar los jueves por las tardes-noches a las personas sin techo. Y esto engancha más que la Coca Cola. Cuando ven que la persona que duerme en un cajero no es una persona mala, sino que ha tenido mala suerte en la vida o ha tenido una mala decisión y lo que necesita es que le escuchen, que se sienten un rato con él... Eso desarma a los niños. Tú puedes ponerle muchos vídeos de África o le puedes dar mil conferencias, pero eso los desarman", pone en valor Marco.

Los jóvenes de Futuro Abierto también acuden los martes al comedor El Salvador "como actividad del centro juvenil y del colegio. Matemáticas, Lengua, Solidaridad. También. Son voluntarios y hay cola para hacerlo". "Hay mucha convivencia, encuentros, conocer otras realidades. Tenemos a niños musulmanes, cristianos, ateos, y no pasa nada. La religión no es un punto de diferencia sino un punto integrador", reconoce el salesiano, quien añade que "todo el mundo sabe que yo soy cura, aunque no esté vestido de eso, como no estás vestida de periodista. Pero todo el mundo sabe que soy el cura y eso te da un subidón enorme, porque no necesito ponerme traje, no lo necesito. Saben lo que eres por lo que haces".

Los domingos los niños y jóvenes de la asociación se preparan la Eucaristía, "es una misa única". Marco explica que "se baila, se canta, se cuentan chistes, los jóvenes hacen teatro basado en las lecturas de ese día... Llega el momento de la consagración y no se mueve nadie, todo muy respetuoso. Es una experiencia. La gente no es menos o más religiosa, lo que las personas necesitan es que lo que le ofrezcas dé sentido a sus vidas. Habrá a quien no le guste, pero yo miro los frutos, los resultados. Yo sigo para adelante".

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