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Provincia de Cádiz

Un disparo mortal "a metro y medio" y en una posición de superioridad

  • Los forenses del caso ¡Oh Palace! dicen que el agresor estaba por encima de la víctima

Imagen de archivo del club ¡Oh Palace!, cuyo gerente fue asesinado en 2015

Imagen de archivo del club ¡Oh Palace!, cuyo gerente fue asesinado en 2015 / fito carreto

La quinta sesión del juicio con jurado celebrada el pasado viernes en la Audiencia Provincial de Cádiz por el asesinato del gerente del club ¡Oh Palace! de El Puerto en 2015 -cuyo cuerpo apareció calcinado y con un tiro en la cabeza dentro de su propio coche- se centró exclusivamente en la prueba pericial. Así, pasaron por la sala de vistas de la Sección Cuarta médicos forenses, funcionarios del Instituto de Medicina Legal, agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y de la Policía Científica, entre otros.

El interrogatorio a la experta en Medicina Forense fue especialmente esclarecedor para los miembros del jurado, dado que la forense explicó de forma detallada y muy gráfica el modo en el que el empresario leonés Ángel Federico Fernández falleció a consecuencia de un tiro.

Tomando como modelo a la propia agente judicial de la sala y apuntándole la cabeza con el dedo como si fuese una pistola, la especialista aseveró que, en este caso, el agresor estaba por encima de la víctima -en una posición más alta-. Además, especificó que el disparo se produjo "de arriba a abajo y de delante hacia atrás, a una distancia aproximada de metro y medio desde la boca del proyectil".

La perito, que se ratificó en su informe, llegó a esta conclusión tras analizar la trayectoria y la inclinación de 45 grados del disparo practicado así como los orificios de entrada y de salida de la bala, hallada en el interior del coche de Ángel Federico Rodríguez.

Respecto a la causa de la muerte del dueño de prostíbulo, no había lugar a dudas: "destrucción de centros vitales encefálicos" a partir del tiro recibido.

Otros especialistas explicaron al jurado que el cadáver de Ángel Federico estaba "muy modificado" debido a las altas temperaturas a las que había sido sometido tras ser incendiado. Según los expertos, el cuerpo tenía quemaduras de segundo y tercer grado, sobre todo en brazos, piernas y tronco. Las manos y la cara estaban "muy carbonizadas". Tanto es así que el empresario leonés apareció con "un trozo de coche pegado en una mano".

La aludida carbonización ha impedido practicar una prueba pericial más exhaustiva. Así, por ejemplo, no se ha podido determinar si en el cuerpo de la víctima había signos de defensa. "Era imposible apreciar estas supuestas heridas", pues, caso de existir, "habrían desaparecido por el fuego", dijo un perito. Tampoco fue fácil determinar el momento de la muerte, si bien se fijó entre las 48 y las 72 horas anteriores al hallazgo de la víctima en función de los fenómenos cadavéricos analizados (temperatura, deshidratación, grado de descomposición).

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