Los Montes de Piedad nacieron en el siglo XVIII en España y permitían a las personas obtener dinero a cambio de sus pertenencias. Hoy en día siguen funcionando, aunque con una metodología mucho más moderna, y entre los más fuertes se encuentran los cuatro que posee la Fundación Unicaja en Málaga, Almería, Cádiz y Jaén que, bajo el nombre Monte Activo, representan el 15% del volumen de negocio de estas entidades a escala nacional.

En plena crisis económica motivada por el coronavirus, los Montes de Piedad son más demandados ya que falta liquidez tanto en los hogares como en empresas familiares. “Las primeras semanas los clientes estuvieron expectantes ante el desarrollo de esta nueva realidad. Pasado ese periodo inicial, y viendo que la situación continúa siendo compleja, la actividad está en aumento. A corto o medio plazo, en Monte Activo prevemos un crecimiento del número de operaciones derivado de la nueva realidad y de la implementación de nuevos servicios alternativos a clientes, como la venta en subasta con precio pactado, cita previa, custodia, etcétera”, explica Manuel García Rojas, director de Monte Activo.

Este experto señala que los servicios que más requieren los clientes son los préstamos con garantía de sus joyas, la renovación de esos préstamos y la custodia de joyas. Las joyas de oro, con o sin diamantes, suelen ser los productos que más se empeñan (anillos, pendientes, cadenas, pulseras, relojes...) y el importe medio asciende a unos 700 euros, aunque García Rojas detalla que han llegado a pagar “cantidades importantes superando las cuatro cifras”.

La oficina de Monte Activo en Málaga está en la calle Molina Lario

Cabe destacar que, pese a que la situación económica pueda ser precaria en un momento dado por las circunstancias, el director de Monte Activo precisa que el 97% de los clientes que hacen empeños cancelan los préstamos y recuperan sus joyas, por lo que es algo temporal. De hecho, comenta que “los clientes que acuden a Monte Activo no vienen con intención de vender, pero sí puedo comentar que dentro de los productos que tenemos custodiados hay auténticas obras de arte: cinturones ceremoniales de oro y piedras preciosas, bastones de mando, bolsos de joyería e incluso peinetas”.

El proceso es sencillo. El cliente va a la oficina con sus joyas, los profesionales de la entidad tasan su valor y se le da ese dinero al usuario, estableciendo un contrato por un año que el propietario puede finalizar por adelantado si así lo desea. Cuando concluye el año, el cliente puede renovarlo abonando los intereses y mantener la joya en las cajas de seguridad otro año. Sin embargo, si manifiesta su interés en no recuperar la joya ésta se vende a través de una subasta pública.

“El precio de salida en primera subasta es como mínimo el importe de tasación indicado en el contrato. El importe de venta, si supera los gastos inherentes, genera un sobrante a favor del cliente que queda a su disposición durante dos años. Monte Activo sólo se queda con lo correspondiente a intereses y gastos de la operación”, añade el director de esta entidad cuya oficina en Málaga está en la calle Molina Lario.