Sevilla FC | Polémica arbitral

Gil Manzano, del cerrado aplauso del viernes a la clamorosa bronca del sábado

  • El extremeño, un señalado defensor de Rubiales, escamoteó al Sevilla ante el Girona dos penaltis de forma incomprensible tras la revisión de las imágenes

  • El celo inicial de los árbitros esta temporada en sancionar contactos "suficientes" en el área" y ser más estrictos con las manos no ayudó a los sevillistas 

  • Su ayudante desde el VAR, Muñiz Ruiz, pitó hace dos años a Ocampos un penalti en una acción similar a la del penalti final del Girona

  • Víctor Orta llamó "cagón" a Gil Manzano

  • La crónica del Sevilla-Girona (1-2)

En el minuto 49, Arnau impacta con su pierna derecha en la izquierda de Ocampos dentro del área.

En el minuto 49, Arnau impacta con su pierna derecha en la izquierda de Ocampos dentro del área. / Antonio Pizarro

Si el Sevilla es colista con cero puntos después de tres jornadas es ante todo por sus errores en la diligencia, en la planificación deportiva, en la dirección del equipo desde el banquillo y en los groseros defectos de su plantilla actual. Pero su propósito de enmienda, claro en su mejoría ante el Girona, no le bastó para despegar. Poco le ayudó la labor de los que impartieron justicia, donde este domingo más apunta el foco del sevillismo.

Tras el pack solidario rajada de Pepe Castro-comunicado oficial-camiseta del #SeAcabó con que el Sevilla Fútbol Club obsequió a la opinión pública en plena tormenta por el caso Rubiales, el árbitro extremeño Jesús Gil Manzano, uno de los que más fuerte había aplaudido al presidente de la Federación Española de Fútbol el viernes en la asamblea, abandonó el sábado el césped del Ramón Sánchez-Pizjuán bajo la atronadora bronca del sevillismo tras un arbitraje muy polémico.

Por encima del rosario de decisiones cuestionables, dos despuntan por su enorme trascendencia para la suerte del partido, que acabó con la derrota del Sevilla (1-2) y deja al equipo como el único que no ha puntuado en la Liga, y que por primera vez en su historia arranca con un 0 de 9: un penalti de Arnau a Lucas Ocampos por llegar tarde al corte y darle una patada dentro del área (minuto 49) y una segunda pena máxima, ya en el minuto 89, que Gil Manzano rectificó tras consejos de Alejandro Muñiz Ruiz, el árbitro asistente desde la sala VOR.

Antes de esta temporada, el Comité Técnico de Árbitros recordó a sus colegiados que no todos los contactos en el área son suficientes para la sanción de una pena máxima, algo que está llevando a que las cifras por penaltis de esta índole se hayan reducido por el celo, a veces excesivo, que los árbitros de campo y los de VAR están poniendo en las fricciones entre defensor y atacante.

La patada de Arnau a Ocampos es clara y si Gil Manzano no la vio, debió rectificar Muñiz Ruiz. Además, hubiera acarreado la segunda amonestación para el lateral derecho y el marcador iba 1-1 con casi toda la segunda parte por delante. Arnau, además, fue el que interceptó después el regalo de Rakitic para asistir a Aleix García en el 1-2. Acción clave ese penalti escamoteado.

Una segunda acción muy comentada, y protestada por los sevillistas, fue la anulación del gol de Rakitic por un milimétrico fuera de juego en el que el VAR tardó más de dos minutos en decidir (62'). La captura no lo termina de aclarar, pero ese tipo de decisiones ajustadísimas han llegado a la Liga para quedarse y son muy abiertas a la subjetividad y al ojo del beneficiado y el perjudicado. También dependen del ánimo escrutador del juez de la sala VOR.

Finalmente, ya en el minuto 89, Rakitic botó una falta directa y el defensa David López, uno de los integrantes de la barrera, alzó su brazo derecho, con el codo doblado, y desvió el balón. Gil Manzano pitó al momento penalti, pero Muñiz Ruiz lo avisó. Las imágenes no desvelan que la pelota le rebote en el hombro, como justifica el árbitro para echarse atrás, ni desmienten que le dé en el brazo, entre el codo y el hombro, como percibió el extremeño en directo. Y el VAR está para corregir algo nítido, objetivo. 

"Será infracción cuando un jugador toque deliberadamente el balón con la mano o el brazo, por ejemplo, moviendo mano/brazo hacia el balón", dice la regla aprobada por la FIFA en uno de los supuestos punibles. David López sacó el codo hacia arriba al girarse y desvió la pelota.

Curiosamente, Alejandro Muñiz Ruiz, en su primer partido pitado al Sevilla, noviembre de 2021 ante el Alavés en Nervión, se dejó convencer por el VAR en una falta directa del equipo babazorro que acabó con el balón desviado por la mano de Ocampos que le protegía el rostro cuando estaba situado en la barrera. Un penalti, ya en el alargue de la primera mitad, que aprovechó el Alavés para el 1-2 provisional (acabó el encuentro 2-2).

Este sábado, sólo en las revisiones de VAR se perdieron más de cinco minutos, más el cooling break, los cambios y el gol. Y Gil Manzano decidió dar sólo 9 minutos de tiempo añadido. Desde que el extremeño milita en Primera División (debutó en la campaña 2012/13), el Sevilla, que ha ganado bastante más de lo que ha perdido desde entonces, arroja un balance de 7 victorias, 6 empates y 7 derrotas. En sus últimos diez partidos, el balance es especialmente llamativo: 1 victoria, 6 empates y 3 derrotas, cuando en este último tramo, las cuatro últimas temporadas, los sevillistas suman 55 victorias (47%), 31 empates (26,5%) y 31 derrotas (26,5%). 

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