Sevilla

Los curiosos detalles del monumento a San Fernando de Sevilla

El monumento a San Fernando en la Plaza Nueva.

El monumento a San Fernando en la Plaza Nueva. / Juan Carlos Vázquez

El monumento al rey San Fernando, icono de la Plaza Nueva de Sevilla, está siendo sometido a una profunda restauración. Inaugurado en 1924, la obra presentaba un delicado estado de conservación que ha llevado al Ayuntamiento a promover su rehabilitación de cara al centenario que cumplirá el próximo año 1924. El conjunto monumental fue diseñado por el arquitecto municipal Juan Talavera, que diseñó el pedestal de piedra y utilizó la escultura de bronce proyectada por Joaquín Bilbao en 1919. El monumento, pese a estar grabado en el imaginario de todos los sevillanos, presenta numerosos detalles que pasan desapercibidos y que la intervención pone de relieve.

El monumento a San Fernando. El monumento a San Fernando.

El monumento a San Fernando. / Carmen Castellano

La Virgen de las Batallas

El primero de estos detalles ocultos se presenta en la escultura realizada por Joaquín Bilbao, que estaba prácticamente terminada en 1921, siendo fundida en Madrid por los Hermanos Codina. Este escultor, discípulo de Susillo, representa al monarca castellano montando a caballo, enfatizando su carácter triunfante. Parece captar la entrada del Rey Santo en la recién conquistada Isbilya. Como recoge la memoria de la restauración, para resolver la imagen y atuendo del Santo, Bilbao recurre a la pintura historicista, como la realizada por Francisco Pacheco hacia 1634, y a distintos elementos de la tradición sevillana. Entre sus piernas coloca una imagen de la Virgen de las Batallas, copia de la escultura en marfil que se guarda y expone en el tesoro de la Catedral de Sevilla, que según la tradición acompañó al Rey Santo en todos sus enfrentamientos con los musulmanes. Este icono ha sido expuesto recientemente en una exposición dedicada a Alfonso X El Sabio.

La Virgen de las Batallas y la réplica del monumento a San Fernando. La Virgen de las Batallas y la réplica del monumento a San Fernando.

La Virgen de las Batallas y la réplica del monumento a San Fernando. / D. S.

La mayoría de los detalles se encuentran en el pedestal diseñado por Juan Talavera. El que fuera arquitecto municipal ideó una pieza de altura poligonal, cruciforme, sobre una esbelta escalinata. La sobriedad de la piedra se rompería con la colocación de cuatro esculturas, que irían colocadas en sus cuatro frentes. Los cuatro personajes representados son Alfonso X el Sabio, hijo de Fernando III, realizada por Pérez Comendador, Don Remondo, primer arzobispo de la ciudad tras la reconquista, obra de Adolfo López; Garci Pérez de Vargas,  uno de los 24 caballeros castellanos que acompañaron a Fernando III en sus campaña militar en Andalucía, tallada por Lafita; y el Almirante Bonifaz, quien al mando de la Armada Castellana rompió el cerco musulmán por el Guadalquivir, obra de Sánchez Cid.

La muralla, la Giralda y la Torre del Oro

La crestería en la que se reproduce la muralla islámica de Sevilla. La crestería en la que se reproduce la muralla islámica de Sevilla.

La crestería en la que se reproduce la muralla islámica de Sevilla. / D. S.

Estas figuras se rematan con una pequeña cubierta de diseño gótico, aludiendo al estilo artístico de la época fernandina. Es aquí donde Talavera introduce elementos decorativos muy sorprendentes. A modo de crestería aparece representada de forma detallista la muralla almohade que protegía la ciudad. En sus remates alterna sucesivamente las representaciones de la Giralda y la Torre del Oro, ambas siguiendo su fisonomía originaria, es decir, sin sus remates actuales. En los frentes delanteros y traseros del pedestal sitúa una estrecha y alta columnilla, cuyo capitel presenta sinuosas formas vegetales propias del estilo gótico.

La Giralda y la Torre del Oro. La Giralda y la Torre del Oro.

La Giralda y la Torre del Oro. / D. S.

Rostros humanos y leones

Los rostros humanos y los leones. Los rostros humanos y los leones.

Los rostros humanos y los leones. / D. S.

Finalmente, la obra se remata con una doble cornisa con elementos decorativos tomados de la arquitectura medieval. La primera se decora con una galería de rostros humanos y leones, mientras que la segunda se compone de una trama formada por líneas zigzagueantes y pomas interrumpidas a la altura de cada hornacina por castillos y leones alternativamente, aludiendo así al antiguo reino castellano-leonés al que pertenecía el monarca Fernando III.

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