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Norma Duval. Actriz y empresaria

"Helmut Berger me dejaba todos los días unas notas perfumadas"

  • La que fuera Miss Madrid en 1973 y una de las más populares 'vedette' de España ha estado en Jerez y en Sevilla de imagen de la cadena PuntoRoma.

Su verdadero nombre es Purificación Martín Aguilar. Norma Duval (Barcelona, 1956) fue Miss Madrid en 1973. Valerio Lazarov, miembro del jurado que ese año eligió a la malagueña Amparo Muñoz Miss España, la descubrió para el espectáculo. Debutó en Televisión Española con 18 años. En 1979 sustituye a Bárbara Rey como vedette principal del teatro Lido con Quique Camoiras. Un año después es primera artista del Folies Bergère, señero cabaret de París. Ha estado en Jerez y en Sevilla de imagen de la cadena PuntoRoma. "Una firma española de moda que da trabajo a mucha gente".

-Madrileña nacida en Barcelona. ¿No sería el perfil ideal para llevar las riendas de España?

-Yo para política no sirvo. Con cinco añitos nos fuimos a Madrid, mi padre era militar. Tengo familia en Barcelona, pero mis orígenes son andaluces.

-¿De dónde?

-Tengo familia en Córdoba. Mi abuela era de Ferreira (Granada), mi madre, Purificación como mi abuela y como yo, es de Porcuna (Jaén), de cuya Virgen de Alharilla soy devota.

-(Acude a saludarla Luis Salas, de la librería Céfiro, natural de Porcuna, y se hace una foto con Norma Duval para mandarla al pueblo). ¿Cómo se lleva con los libros? 

-Tengo mi casa llena de libros, la mayoría de Historia, que me encanta.

-Fue Miss Madrid en 1973, el año que mataron a Carrero Blanco.

-Estaba estudiando Arte Dramático y daba clases de Ballet en Madrid. Mi madre me presentaba a los concursos de belleza porque no conocíamos a nadie en el mundo del espectáculo. En uno de ellos me vio Valerio Lazarov, que fue el que me descubrió.

-¿Cómo recuerda ese Madrid de 1973 de sus 16 años?

-Un Madrid muy bonito. Un poco más de pueblo que el de ahora. Menos internacional, pero entrañable.

-Todo lo contrario que el París donde llega en 1980.

-París era París. Antes me había recorrido toda España con el teatro.

-Norma Duval descubre París antes que Almodóvar y Rafa Nadal...

-Cada uno en su momento y en su profesión. París ya lo habían descubierto antes Picasso y Julio Iglesias.

-Dicen que usted fue la segunda española cabeza de cartel en el Folies Bergère después de la Bella Otero...

-En el Folies la primera vedette española fui yo.

-¿Cómo llega al Folies?

-Estaba de gira en España y un representante del Folies Bergère, Pascal, me vino a buscar.

-¿Quién mandaba en Francia cuando llega?

-En 1980 estba Giscard d'Estaing. Mitterrand entra en 1981. Llegó antes que Felipe González.

-Felipe también triunfó en Francia (en Suresnes). ¿Lo conoció?

-Sí. Felipe y Aznar han sido dos grandes presidentes, cada uno a su manera.

-¿Quitó de su currículum Ay Bellotero y ¡Ramona, te quiero!, los dos espectáculos que hizo con Fernando Esteso?

-Yo de mi vida no borro nada. Estoy muy orgullosa de toda mi trayectoria.

-¿Se alegró cuando Santiago Segura se acordó de Esteso?

-Mucho. Es un actor muy completo, muy buen humorista.

-¿Le faltó un Berlanga y un Saura como a Pajares?

-Eso pregúntaselo a él.

-Españoles en París. Por este orden, exiliados, emigrantes, turistas... ¿Con cuáles se encuentra?

-Cuando llego, España ya está en el tiempo que le pertenece. De los españoles, conocí en París a Paco Rabanne, que me vestía. De otros lugares, fui muy amiga de Rudolf Nureyev, que dirigía el Ballet Clásico de París, y de María Félix.

-Está hasta 1984, el año que perdimos la Eurocopa contra Francia...

-No me acuerdo de eso. Si hubiéramos ganado... El cerebro es como un ordenador que almacena recuerdos y los selecciona.

-¿Su cerebro es un buen aliado?

-Suelo recordar mejor lo que me hizo feliz, aunque el sufrimiento también te hace crecer. El cerebro tienes que manejarlo un poquito; si te maneja él a ti, estás perdida.

-¿Cómo se sintió de Lozana Andaluza?

-Fue un episodio de la serie Las Pícaras de TVE que dirigió Chumy Chúmez con un magnífico reparto.

-Alex Catalán, ganador de un Goya por la fotografía de La Isla Mínima, es de Molina de Aragón y recuerda como un acontecimiento su boda con José Frade en ese pueblo de Guadalajara...

-Fue una boda muy privada, me casé allí con mi segundo marido.

-Hablando de fotografía, ¿cómo le trata la cámara?

-Depende de la luz y del fotógrafo. Me veo mejor en persona.

-¿Su próximo proyecto?

-Expo Mujer España, 19, 20 y 21 de junio en el Palacio de Cristal de Madrid. Un proyecto benéfico, solidario, cultural y comercial. 

-Es la imagen de Punto Roma... Roma es el palíndromo de Amor.

-Me parece muy hermoso.

-Una película: Roma, de Fellini, Roma, citta aperta, de Rosellini, o Vacaciones en Roma, de William Wyler...

-Me quedo con Vacaciones en Roma pero con escenas de La dolce Vita. La parte de la fuente de Anita Ekberg con Marcello Mastroianni es maravillosa. Fui muy amiga de Mastroianni. Tengo un montón de fotos dedicadas por él. 

-Madrid, París, Roma. ¿Una ciudad?

-Me gusta más el campo. Tengo un caballo, me apasiona la naturaleza. Me gustan las ciudades, pero no para vivir.

-¿Una visita divertida al Folies Bergère?

-Los tunos de Medicina de Madrid. Desplegaron una bandera por todo el anfiteatro. Fue emocionante.

-¿Lo verde empezaba en los Pirineos?

-En París yo no estaba para verde ni para Pirineos. Estaba trabajando.

-¿Quedaba algo del  mayo francés?

-El sentir sigue estando. En Francia los cambios políticos perviven con el paso del tiempo.

-¿Más que en España?

-Francia es un país muy conservador, da igual quien gobierne. Conserva todo: su historia, sus artistas. Los conserva y cuida.

-¿Nostalgia del destape?

-Para nada. Mi vida no se ha basado en eso. Fue un pasagge como dicen ellos.

-Hizo con Antonio Ribas la trilogía Victoria... 

-Una historia de Cataluña muy interesante. Deberían ponerla en televisión en estos momentos.

-Encabezó el reparto con Helmuth Berger. ¿Hubo química con el alemán?

-Lo adoro. Hace años que no lo veo. Rodaba en barcelona pero seguía trabajando en el Folies. Venía en el primer vuelo, rodaba y me volvía a París. Helmuth me invitaba a cenar, yo nunca podía y todas las mañanas encontraba una nota perfumada suya que metía por la puerta de la habitación del hotel: Tu me trampes toujours (Tú me engañas siempre).

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