La finalización de los contratos de renta antigua para los locales comerciales al cierre de este año afectará en Jerez a entre un 10 y un 15% de los comercios del centro, según una estimación realizada por la asociación Acoje en base a sus asociados. La Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994 establecía que los contratos de alquiler firmados antes de 1985, con precios muy bajos, en nada comparables a los del mercado, perderían ese privilegio en 2015, con la actualización de las rentas.

Lógicamente los negocios más afectados en muchas ciudades y muy claramente en Jerez son los del centro, ya que frente a zonas comerciales más nuevas en ese entorno se concentran los negocios más tradicionales y antiguos. La presidenta de Acoje, Nela García, afirma que en el caso de Jerez no se dan las circunstancias de otros municipios donde negocios centenarios ven peligrar su futuro con la subida de las rentas. "No tenemos muchos establecimientos con tantos años de antigüedad y los que hay son en propiedad por lo que no se ven afectados". No obstante, admite que el fin de las rentas antiguas supondrá o ha supuesto ya un trasvase de negocios de unos locales a otros, que en su opinión, está resultando satisfactorio para los que ya han decidido abandonar los antiguos inmuebles.

Que el porcentaje de comerciantes que tendrán que renegociar ahora sus rentas o abandonar el local donde han permanecido los últimos 30 años no sea superior se debe a que, según García, la mayoría "ha hecho ya los deberes". Es decir, en este largo periodo de tiempo los comerciantes han ido optando por distintas alternativas: algunos han llegado a comprar el local y y gestionan ya su negocio como propietarios, otros han aguantado abiertos hasta este año, sabiendo en su día que coincidiría prácticamente con las fechas de su jubilación, hay casos en los que ya han renegociado con el propietario el nuevo alquiler y también están los que ante la aproximación de la fecha han buscado otros locales a cuyos alquileres podían hacer frente, aunque fuese en calles menos céntricas y ya han realizado la mudanza.

En cualquier caso, la presidenta de Acoje mantiene que, se haya elegido una u otra opción, el fin de las rentas antiguas supone irremediablemente un aumento de los costes estructurales para los comerciantes. No obstante, frente a este aspecto negativo, García pone en valor también una consecuencia que será positiva: en su opinión, se propicia una modernización y renovación de los negocios del centro, teniendo en cuenta que en los de renta antigua apenas se había invertido en reformas para mejorar el local. "Ni el inquilino gastaba dinero en algo que no era suyo ni tampoco el propietario, que lo justificaba en la renta tan baja que recibía". Aunque sólo sea un ejemplo, hay todavía algunos inmuebles comerciales en calle Algarve donde se paga una renta de menos de 100 euros mensuales, unas cantidades impensables en la actualidad, aunque la crisis haya rebajado en algunos casos los alquileres.