El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska ha condenado a 25 años de prisión en conjunto a una banda de narcotraficantes que utilizaban el aeropuerto de Jerez para introducir en España grandes cantidades cocaína.

La sentencia, hecha pública recientemente, revela que los diez miembros de la trama eran casi todos ellos de nacionalidades sudamericanas, especialmente guatemaltecos y dominicanos, los cuales introducían la droga en España a través de aeropuertos pequeños en segunda escala en su creencia de que estaban menos controlados que los grandes aeropuertos internacionales.

Según se recoge en la sentencia, los acusados Miguel Eduardo A.R. y Alejandro José A.S., defendido por el conocido letrado jerezano Alfredo Velloso, formaban parte de una organización que, al menos desde el mes de noviembre de 2011, se dedicaba a la introducción en España desde Latinoamérica, y particularmente desde Guatemala, de cocaína en grandes cantidades y a su posterior distribución en nuestro país, regresando a Latinoamérica con los beneficios de la venta de la sustancia.

"La introducción de la droga en España -señala Grande-Marlaska- se hacía, entre otros medios, a través de jóvenes guatemaltecos que formaban parte de la organización y llevaban la droga en maletas con las que viajaban desde aquel país hasta España, llegando a aeropuertos pequeños de la geografía española, tales como el aeropuerto de Jerez de la Frontera para, desde dicha ciudad, trasladarse en autobús hasta Madrid o el aeropuerto de Santiago de Compostela. En los viajes de vuelta, los transportistas regresaban con el dinero objeto de la venta de la droga".

Según la sentencia, la organización contaba con 'correos humanos' y en España tenía personas que recibían a los correos, distribuían la cocaína que éstos traían y les entregaban el dinero que debían repatriar. Uno de los acusados, Miguel Ángel Z.C., se encuentra en busca y captura. Era el encargado de recibir la droga y distribuirla. Entre las personas a quienes se les imputa adquirir la droga y revenderla a terceros en Santiago de Compostela tras ser transportada desde Jerez se encontraban los acusados William Radhames R.S., que se cree que utilizaba otra identidad, y su esposa. Estas dos personas contaban con su equipo, formado por José R.R., quien supuestamente distribuía en Santiago de Compostela la droga que le entregaban los anteriores; Juan Antonio G.R., quien facilitaba clientes que querían comprar cocaína, transportadores de la droga, guardianes de los alijos y distribuidores.

El acusado Miguel Eduardo A.R., siguiendo instrucciones de la organización y del acusado Alejandro José A. S., llegó a España en vuelo de la Compañía IB 6342 procedente de Guatemala el 6 de diciembre de 2011 haciendo transito en Madrid, siendo su destino final Jerez, para lo que tenía reservado un billete en el vuelo IB-158 para el 7 de diciembre de 2011.

"Al pasar el control de pasajeros fue preguntado por miembros de la Guardia Civil si tenía algo que declarar, pidiéndole abriera su maleta. Tras su apertura se observo que en el interior de uno de los pantalones vaqueros, pegado con cinta americana se hallaron10 paquetes de una sustancia que, una vez analizada resulto ser cocaína. El total de droga aprehendida ascendía a 4.989 gramos de cocaína con una riqueza que oscilaba entre el 63,9% y el 72,9% y cuyo precio en el mercado ilícito alcanzaría un valor de 168.603,25 euros, siéndole ocupados 995 euros, "procedentes del pago parcial del transporte realizado", apunta la sentencia.

Tras la detención el acusado decidió colaborar para la desarticulación de la organización. Así facilito el nombre de la persona que le había hecho entrega de la droga, tratándose de Alejandro José A. S. y facilitó el número de teléfono de éste y de un miembro de la organización en Guatemala que no ha sido localizado.

Cabe destacar que la organización le pidió que se hospedara en un hotel de carretera de Jerez desde donde tenía que realizar una llamada. El acusado aseguró que el 2 de diciembre de 2011 logró trasladar aproximadamente 6 kilos de cocaína por lo que habría cobrado 120.000 euros. Dicha droga no fue interceptada.

Las confidencias realizadas por los detenidos sirvieron para desarticular la organización. Tanto fue así que por los datos facilitados por el acusado Miguel Eduardo A.R. se montó un dispositivo de vigilancia en Barajas ante la llegada inminente desde Guatemala de eun vuelo de la Compañía Iberia, el 634. Fue entonces cuando llegó Alejandro José A.S. Tras pasar por Rayos X se detectaron unos dobles fondos conteniendo en su interior 2.021 pastillas de éxtasis, con un peso de 651 gramos de MDMA (éxtasis) y una riqueza del 5,4%, cuyo precio en el mercado ilícito hubiera alcanzado los 21.038,61euros.