La romería de 2015 está tocando su final. Esta mañana la hermandad abandonará temprano el de paraje de las Marismillas, donde hizo la última noche, y se encaminará hacia la playa de Malandar para, tras el embarque y cruzar el río, tocar tierras sanluqueñas nueve días después de que esas mismas arenas vivieran la ilusionada ida de la hermandad hacia el Coto. La de Jerez será la última hermandad que salga del Coto ya que ayer lo hicieron todas las que le precedían, entre ellas la de Sanlúcar de Barrameda.

La jornada de ayer fue especialmente dura no sólo por tener que atravesar algunas de las zonas más complicadas de la vía pecuaria, que en estos días es el sendero rociero, sino también porque las temperaturas subieron ayer de forma notable en el Coto. Eso hizo que el ritmo de adecuara a las circunstancias para superar los arenales de los Ánsares y del Trigo, como los más importantes.

La noche, como estaba previsto, se pasó en el Cancelín que fue bastante tranquila, seguramente por el cansancio que ya se acumula por lo que la opción de descansar en las tiendas fue mayoritariamente la elegida. El habitual rengue para el Angelus tuvo lugar en los cerros de 'vainilla' que es como definió metafóricamente el pregonero, José León, a Los Ánsares, en clara referencia a las rubias arenas que dominan por completo ese paraje. La parada para el almuerzo se desarrolló en el entorno de Las Carboneras.

Finalmente se alcanzó las Marismillas que es prácticamente el final del paso por el Coto, una acampada en la se rezó el último rosario del camino y que propicia la convivencia entre todos los que hacen la vuelta, que al no ser tantos como en la ida, permite una mayor cercanía para compartir cenas con las últimas viandas. A estas alturas, la caravana de 15 carros y los pocos vehículos que vuelven, delata las ganas de llegar a Jerez, un sentimiento que se enfrenta a las nostalgias que ya se van amontonando en los sentimientos cuando se va dejando atrás la mágica tierra de Doñana donde todo sabe a Rocío.