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La rotonda

Enemigos íntimos

  • El pulso Griñán-Cabaña por el control orgánico del PSOE en la provincia es el mejor aval de Sánchez para repetir como candidata en 2011; la realidad es que las cúpulas socialistas siguen sin ver clara su continuidad

CUANDO hace cuatro años el consejero Griñán se negó a aprobar el plan de refinanciación de la deuda municipal o se resistió a salir ni tan siquiera de perfil en la foto de aprobación de un "histórico" acuerdo de concertación social de Jerez que hoy ya es historia, jamás debió pensar que aquella alcaldesa que iba a sus espaldas a rogar auxilio a su por aquel entonces 'padrino' Manolo Chaves se convertiría pocos años después en su aliada accidental. En su enemiga íntima. Susana Díaz, la 'tercera' en la jerarquía griñanista de nuevo cuño, dice públicamente que el mejor aval de Pilar Sánchez es la mayoría absoluta obtenida en las elecciones municipales de 2007, que es "una magnífica alcaldesa", ha reiterado hasta en tres ocasiones en los últimos dos meses. Hoy ya sabemos, que no nos engañen, que los resultados electorales son como los resultados deportivos y que a los que de verdad amasan poder sólo les interesa el presente, el día a día, lo que dictan las encuestas y las tendencias de votos. La política es como el fútbol, un teatro amnésico en el que si la corriente no es favorable se corta por lo fácil: el entrenador, el consejero o el alcalde. Renovar o morir. Puede que a Pilar la avalen sus victorias, su pundonor y sus maneras de outsider -lo cual, a decir verdad, gusta a muy poca gente en el partido- que puede con todo y con todos, pero si en este momento tiene un gran aval al que aferrarse para repetir como candidata es que comparte con Griñán el mismo enemigo íntimo: Paco González Cabaña. Es decir, Cabaña debe ser más enemigo íntimo que Pilar en la escala de enemigos íntimos de Griñán. Ayer mismo reconocía un destacado delegado socialista que la fractura abierta por el cabañazo del pasado congreso regional extraordinario, cuando el líder provincial se negó a la transición tranquila que proponía Griñán, pesa ahora en la decisión final de la candidatura socialista para 2011 en Jerez y Algeciras. "Es un pulso orgánico más allá de los resultados electorales", relatan en frío. Hay quien opina dentro del partido que la dirección regional está dispuesta a asumir el coste de la 'desintegración' -perder ayuntamientos como Jerez y Diputación, que también controla Cabaña- a cambio de la 'regeneración' necesaria en la provincia. Un refresco en las estructuras orgánicas que, en los planes del actual secretario regional socialista, lideraría la actual ministra de Igualdad, Bibiana Aído, y que en el caso de la agrupación local jerezana, la mayor de la provincia, se encarnaría en el joven valor socialista Gabriel Alconchel, director general del Injuve e íntimo de Aído. ¿Y mientras tanto cómo se produce esa desintegración? "Que los quite el pueblo", recalca, subraya, machaca Griñán, cuyo pulso con Cabaña provoca que insista en designar candidata a quien no quiere Cabaña y a quien el propio Griñán ha cuestionado en privado expresando su preocupación por la gestión seguida en Jerez. Sólo de ese modo puede explicarse que José Antonio apoye la reválida de Pilar Sánchez pero con la boca pequeña. Sin darle apoyo explícito, sin el acto "potente" que reclamaba la alcaldesa, sin una visita institucional al Ayuntamiento de Jerez tras año y medio de presidente de la Junta. Si realmente pensara que es una "magnífica alcaldesa", como defiende una de sus manos derechas, no tendría problema en retratarse en Jerez, a su lado, alzándole el puño y afirmando sin miedo que sólo el pueblo tiene la última palabra en la continuidad de Sánchez al frente del Consistorio. Pero no. "A los alcaldes los quita el pueblo", insiste Griñán, en una encrucijada de difícil salida, con un marrón por delante que le compromete. A la hora en la que escribo el análisis me insisten en que "no hay nada cerrado y no hay novedad en el tema de la candidatura de Jerez". En estos días habrá un encuentro específico para tratar el asunto Jerez y es obvio que González Cabaña tendrá que verse con el 'dos' del PSOE regional, Rafael Velasco. Quedan cinco días para que el comité provincial no ratifique (salvo cambio de última hora) a Pilar Sánchez como candidata y, de esto modo, pase la pelota al tejado de la dirección regional, que a su vez, dicen, también intenta, a lo Pilatos, lavarse las manos en una decisión final que depende en último extremo de la dirección federal. La jerarquía tiene esas cosas, la posibilidad de ir derivando mochuelos. Por ahora, la única tranquila, al menos de puertas para afuera, es la alcaldesa. "El debate de la ejecutiva provincial ni me preocupa ni me ocupa", apuntó ayer cuestionada por la prensa. Y añadió tajante: "No es mi guerra". Sin unanimidad en la ejecutiva local celebrada el pasado sábado y con recelos en las pedanías -con el 'no' rotundo en Estella, "con ella perdemos", dicen; la unanimidad de La Barca, Guadalcacín, Nueva Jarilla y Torrecera; y la discrepancia en El Torno y San Isidro-, Sánchez ya ha celebrado su pequeña gran victoria, por lo que trata de aislarse de todo lo demás en su día a día. Lo que nunca imaginó es que sus pésimas relaciones con Cabaña, a quien llegó a desafiar en 2007 rompiendo un pacto con Pacheco que él dijo que suscribiría "mil veces más", le facilitarían su objetivo de mantenerse en la brecha a pesar de las resistencias de parte un partido que siempre la verá más como enemiga que como aliada.

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