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Cultura

Lolo Pavón en estado puro

  • Un centenar de piezas integran la muestra en homenaje del artista desaparecido, formada por pintura, dibujo, escultura y cine

Lola, hija de Lolo Pavón, decía que su papá se fue al cielo para decorarlo. Lo hizo, pero dejando en la tierra un inmenso e intenso legado cuya esencia inunda la Diputación de Cádiz. Lolo Pavón en estado puro. Vital, colorista, risueño, universal, agradecido, enamorado de la vida. Así era el creador isleño, cuya primera retrospectiva fue inaugurada días atrás en los claustros de la institución gaditana de la mano del alcalde de su tierra y presidente de Diputación, José Loaiza, el comisario de la exposición, Bernardo Palomo, y de su vida, Pilar, acompañada de sus hijos.

Juntos emprendieron un recorrido por la vida y obra de Pavón, articulado en etapas, por las que discurrió los trazos de su propia biografía. Porque el universo Pavón, con un sello inconfundible de firma contundente, se erige desde sus propias vivencias y experiencias. Hasta el punto de que él mismo se retrataba en muchos de sus cuadros. Así lo explica uno de los grandes conocedores de su obra, Eduardo Rodríguez, responsable de exposiciones de la Fundación Provincial de Cultura. Una obra con la que se cruzó en sus albores creativos, que nació, se hizo y se transformó con los años, siempre sustentada por varias constantes vitales del artista: el amor, la mujer y las influencias latentes en su obra.

Porque Pavón bebió de Barceló en un momento determinado -los 90-, con una obra de trazo muy expresionista; bebió del fauvismo, del cómic y, en última instancia, del cine. Una obra "exigente, extensa y complicada", a la hora de seleccionar, puntualizaba otro experto en la misma, el crítico de arte Bernardo Palomo, al inicio del concurridísimo encuentro.

Pero si hay un artista que embaucó al artista, ese fue Picasso, su padre artístico, como él mismo reflejó en la obra Papá Picasso, en el que un aniñado Lolo Pavón aparece retratado de la mano del pintor malagueño.

Como su maestro, el creador isleño fue un artista prolífico, creador nato, de pintura, dibujos, escultura, cerámicas e incluso cine. "Mira, ahí está la tita María", dice uno de los pequeños de la familia, mientras observa una de las escenas de la película Fango. No le dio tiempo a terminar su segunda cinta, porque, tal y como describe la mujer, "descubrió tarde esta pasión. Él hubiera hecho mucho más cine, le encantaba, le resultaba más fácil como medio de expresión artística".

Cine, una de sus pasiones, que comparte espacio en el patio interior de Diputación con sus dibujos y algunas esculturas. Entre ellas, Manglar, realizada con palos arrastrados por las mareas, tratados y ensamblados, explicaba su viuda. Además de algunos carteles del desaparecido certamen de arte Aduana, dos de ellos adquiridos por la institución. Entre ellos, el de Aduana 90, en el que aparecía un perro haciendo sus necesidades, tan polémico como exitoso, además del cartel de Cabeza de pájaro.

Y aunque su obra no era especialmente polémica, era crítica y muy amable, eso sí. Una obra acogedora y sobrecogedora que incita a observar. Una obra original, cuyos trazos conducen por su vida y su vida por su trazos, en un recorrido que bien podría resumirse en la pieza El mundo y yo, de sus últimas creaciones, creado a modo de mosaico de escenas vitales. Porque Lolo Pavón pintaba como vivía. Es su esencia, en estado puro.

Pintura, dibujo, escultura, cine. Diputación de Cádiz. Puede verse hasta el 25 de marzo, de lunes a viernes de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 y los sábados, domingos y festivos, de 12.00 a 14.00.

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