Una mujer de unos sesenta años de edad a la que habían decidido ingresar a las diez de la noche del día anterior continuaba ayer a la una y media de la tarde sentada en una silla, esperando una cama en la unidad de Urgencias del hospital de Puerto Real.

A la paciente habían tenido que ponerle un gotero a causa de los problemas que le causaba permanecer sentada, según explicó su hijo, que presentó una reclamación en el hospital al considerar que su madre era víctima de un retraso injustificado. La mujer había llegado a Urgencias hacia las cuatro de la tarde del pasado jueves con un problema de corazón.

La explicación que recibió el hijo de la paciente ante el retraso en el ingreso es que no había camas disponibles. Otros enfermos se encontraban ayer en la misma situación y acumulaban esperas demasiado largas para personas que se encuentran en un estado de salud que requiere un ingreso.

Según datos proporcionados a principios del pasado julio por el Sindicato de Enfermería (Satse), el hospital de Puerto Real cierra 48 camas durante los dos meses de verano, lo que supone el 20% del total del centro hospitalario. Al inicio del mes pasado, quedaron dos plantas al 50% de su funcionamiento.

La Delegación Territorial de Salud puntualizó ante esos datos que "no hay que confundir y hablar de camas cerradas (es decir, que no podrían ser usadas nunca) sino de camas en reserva y disponibles (es decir, listas para ocupar en función de las necesidades de cada centro".