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Hablando en Plata

Los palos del baile flamencoLa farruca

De procedencia gallega, al parecer, la farruca es más baile que cante, y se tiene como inventor del mismo a un antiguo bailaor sevillano llamado Francisco Mendoza Ríos, apodado 'Faico', considerado como el bailaor más elegante de todos los tiempos, que incluso fue modelo y uno de los primeros que bailó en Rusia; siendo el gran guitarrista Ramón Montoya quien parece que le dio forma flamenca definitiva a una música de ritmo lento que, poco a poco, va cogiendo velocidad y se va haciendo trepidante en momentos determinados.

Este cante lo popularizó Manuel Torre, en sus años juveniles, y sería el genial Vicente Escudero quien lo dejara grabado en su famosa antología cantada, además de bailarla numerosas veces, dándole siempre su propia impronta personal, puesto que es un baile en el que cada artista puede introducir sus propios pasos; como le ocurriera a El Greco que la innovó con la conocida llamada larga, o doble. Posteriormente, Antonio Gades, la bailaría en plena calle, en la película 'Los Tarantos', dándole más frescura de ejecución y renovados bríos. Es baile tanto de hombre como de mujer, que deben hacer en traje corto, unos como otros.

Generalmente la farruca la baila un hombre o una mujer, en solitario; pero también puede bailarse en grupos de hasta cuatro parejas. Incluso existe, publicado por el maestro Adrián Galia, un método para los jóvenes bailaores que deseen aprender dicho baile de gran belleza rítmica. Lo mismo que pueden hacer con otros métodos para la mayoría de los demás bailes, editados por el mismo maestro.

Ver bailar la farruca es asistir a una estampa flamenca en movimiento de gran plasticidad, como la que componían estéticamente Escudero o Gades; pero si es interpretada por una mujer, en traje de pantalón, como lo hicieron Carmen Amaya y otras grandes bailaoras, la belleza adquiere su máxima distinción y estética. El baile de la farruca, aire gallego adaptado al flamenco por los artistas profesionales de los siglos XIX y XX, apenas si hoy ya se canta, pero su ritmo de zapateado sí que encajó perfectamente, hace tiempo, entre la variada clasificación coreográfica de la nomenclatura de los bailes jondos, con personalidad propia.

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