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José Luis López, ‘Turronero’, el ubriqueño filántropo del emprendimiento

El empresario ubriqueño José Luis López Fernández, en el centro, junto a otros empresarios, en un encuentro con emprendedores.

El empresario ubriqueño José Luis López Fernández, en el centro, junto a otros empresarios, en un encuentro con emprendedores. / Manuel Aragón Pina

Habla por primera vez en público sobre su trayectoria profesional el influyente empresario ubriqueño José Luis López Fernández, el ‘Turronero’. Lo hace en su Ubrique natal, en la fundación que creó hace unos años con fines sociales, rodeado de decenas de emprendedores becados con el programa ‘Talento Andaluz’, que él mismo promociona, para que conozcan distintas experiencias empresariales. Está acompañado en un encuentro celebrado el viernes con otros empresarios de la provincia de Cádiz.

“En los últimos tiempos se habla mucho de mí”, arranca a decir José Luis López Fernández, disipando esa imagen de saraos y fiestas multitudinarias, rodeado de caras famosas y de encuentros que han llevado, hace pocos días, hasta a Antonio Banderas a su pueblo. López Fernández quiere hablar de éxitos y fracasos, de horas, muchas horas de trabajo, de aprendizaje, de familia, de raíces, de los suyos, de merecer… Y lo hace porque quiere contar de viva voz una parte de su vida relacionada con su trayectoria empresarial por si a alguien le puede ayudar.

“Para mí, mi historia es algo impensable. El nombre del Turronero lo llevo a gala porque mis padres lo vendían por las ferias de los pueblos”,  inicia su ponencia emocionado. No reniega el famoso empresario de sus orígenes muy humildes, “viviendo en una casa de vecinos, en dos habitaciones, con más humedad que…, con 5 ó 6 familias más allí”. Al contrario, eso hizo de palanca desde su infancia, cuando a los 10 años, un vecino le dio la oportunidad de costearle sus estudios en un internado en Ronda. “Con 10 años me crecí como persona. Mi ilusión era cambiar mi vida y la de mis padres. Aquel momento de necesidad me hizo pensar que podía conseguir cosas”, dice. En su diatriba ante el público, quiso, en repetidas ocasiones, fundamentar su vida empresarial al lado de su mujer Carmen, a la que conoce desde los 12 años.

“Con 17 años me fui a Sevilla, a una empresa de asistencia en carretera. Le dije a mi padre que no iba a estudiar más, que me dedicaría a vender. De ahí salté, con un socio, a una compañía de asistencia en carretera desde Ubrique, con grúas… Y con 21 llegué a los seguros. Poco a poco, me gané la confianza de la gente de Ubrique y del entorno de las ferias, a quienes también les vendía los seguros”, continúa.

José Luis López, en un guiño a los que ahora buscan emprender, habla de “lo tieso que andaba de dinero los primeros años”, curtiéndose, poco a poco, en el arte de la venta. Pero, el punto de inflexión le vino a los 30, cuando ganó su primer millón y pico de pesetas. De ahí siguió trabajando “en la intermediación” y la primera oportunidad de oro le vino cuando “apareció Mercadona buscando suelo para instalarse” en su Ubrique. Hoy el empresario gestiona su grupo empresarial (clínicas, itvs, operaciones inmobiliarias, reciclaje…) desde Madrid, de lunes a jueves. El fin de semana vuelve al terruño. No quiere desvincularse de su núcleo familiar.

“Intento todos los días gestionar de manera prudente mi éxito. No se puede perder la constancia y hay que ser valiente”, lanza el ubriqueño al aforo de jóvenes emprendedores, que atienden. Y les da dos consejos que a él le han abierto las coordenadas: “Hay que saber escuchar a los demás, el que menos te piensas te enseña algo o te trae un negocio. Me meto en charcos, creo empatía con todo el mundo. Hay gente que tiene miedo a exponerse y no es mi caso”, sostiene.

El Turronero es conocido por su faceta filantrópica, que canaliza, entre otras vías, a través de la Fundación López Mariscal, centrada en la formación, en la que está implicados su hija y su hijo. Narra que no hace mucho, alguien lo paró en un AVE camino de Sevilla y le lanzó la pregunta de que si no le daba pavor arruinarse con tanto dispendio y operaciones empresariales. “Hasta que pueda, apoyaré las iniciativas de gente que me necesite. Si un día me quedo sin dinero, creo que no me arrepentiré. Cuando he sido generoso, me he sentido muy feliz y eso compensa”, contesta López Fernández.

Participantes en el encuentro de la Fundación López Mariscal. Participantes en el encuentro de la Fundación López Mariscal.

Participantes en el encuentro de la Fundación López Mariscal. / Manuel Aragón Pina

Además de su testimonio, la empresaria Ana Belén Morillo, directora de la Pasarela Flamenca Jerez, explicó en este encuentro su apuesta hace 17 años por impulsar esta plataforma de moda, que da visibilidad a esta industria. Unas 14.000 personas han pasado este año por esta Pasarela. Por su parte, Eduardo Peña, directivo de González Byass disertó ante los emprendedores sobre el camino para introducir a los jóvenes en los caldos de esta bodega, con más de 200 años de historia, con un espumoso que fue el más vendido en pandemia. O Lucía del Castillo, ceo fundadora de la agencia L3G Marketing, haciendo hincapié en la importancia de la visibilidad de los negocios en el contexto digital y María Silveria, cofundadora de Ayuda T Pymes. También asesoró a los becados EpicGroup Lab en el evento.

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