Cofradías

Balance de la Semana Santa de Jerez 2022

  • Después de dos suspensiones y tres años de espera, las cofradías aprueban con nota alta a pesar de algunos graves errores que no logran empañar lo más brillante y positivo

El paso de misterio del Santisimo Cristo del Perdón.

El paso de misterio del Santisimo Cristo del Perdón. / Manuel Aranda (Jerez)

Después de dos años sin procesiones por fin se ponía la primera cruz de guía en las calles de la ciudad en manos de un nazareno. Primera cruz de la ciudad de Jerez o de las entidades locales como fue el caso de la Entrega de Guadalcacín que abrió los días santos con gallardía, elegancia y buen hacer. Los cofrades son capaces de grandes gestas en un sentido u otro. Y la gente de Guadalcacín está por méritos propios en el haber de la historia de las hermandades. Gesta y un gesto único y sin precedente. Muchas horas en las calles y casi catorce kilómetros para llegar hasta la ciudad y decir hoy Guadalcacín será protagonista durante unas horas. Y vaya si lo consiguieron. Uno de los grandes momentos de toda la Semana Santa. El esfuerzo y el trabajo siempre tienen recompensa.

La Mortaja salió y los cofrades en las aceras abrían bien los ojos ya que todo presagia que será el último Sábado de Pasión en el que hagan estación de penitencia. Casi seguro que tendremos Sábado Santo y la Sagrada Mortaja se postula como fija en este día.

El Domingo de Ramos fue ventoso y con un poco de frío. Las cofradías lucieron y rayaron a gran altura. La Borriquita salió a las calles y se abría la Semana Santa oficialmente. Fue el día del estreno más importante de este año. Quedó muy bien el resultado final de los ladrones que acompañaban al Santísimo Cristo del Perdón. Es complicado en el caso de una imagen tan singular como la de Paco Pinto. El Cristo del Perdón es cosa distinta y ahí radica su maravilla. Lourdes Hernández lo lograba con dos imágenes que no desentonaban. Enhorabuena a la hermandad. Punto y aparte la elegancia de la Coronación, el ascetismo de las Angustias, el arraigo tan de barrio de Pasión y la belleza de la Reina del Transporte que iba en un ascua de hermosura. El debe del día, el tiempo de paso. Algunas hermandades tardan en pasar demasiado y provocan retrasos. El presidente del consejo ya ha afirmado que “hay que cambiar la forma de avanzar porque se anda muy lento”.

El Lunes y el Martes Santo fueron los de las lluvias. Natera es un genio. Que nadie lo dude. Después de la bravata de salir del Jueves Santo supo acertar y la Sagrada Cena no salió y dio en el blanco. Gana de nuevo la banca. Y la experiencia. Tampoco lo hizo la Viga al tener una imagen a la que no se puede exponer al albur del tiempo. La Candelaria decidió salir contra viento y marea y se mojó. Bastante además. Y Fátima, Amor y Sacrificio y el Santísimo Cristo de la Sed también. Se tronchaba el Lunes Santo con un chaparrón que ya se recordará siempre por su contundencia. Ahora, cada hermandad tendrá que dirimir y estudiar los fallos y los aciertos. Los nubarrones y el sol. La luz y las tinieblas. Las primeras se han podido ver en Santa Ana con la dimisión en pleno de la diputación de gobierno. Amor y Sacrificio era la única que volvía su casa.

El palio de la Candelaria con mucho publico con paraguas en Santa Ana. El palio de la Candelaria con mucho publico con paraguas en Santa Ana.

El palio de la Candelaria con mucho publico con paraguas en Santa Ana. / Manuel Aranda (Jerez)

El Martes se salvó del agua la Salud de San Rafael que estaba en la Catedral cuando comienza la lluvia y el Amor y los Judíos se mojan pero nada comparable con lo del día anterior. La hermandad de la Clemencia busca refugio en la Escuela San José y al no poder entrar el olivo del misterio se decide cortar en San Marcos el árbol y entrar definitivamente en la escuela lasaliana. El Desconsuelo se refugia en Santo Domingo. Si la noche hubiera entrado en agua y no hubiera sido posible el retorno, la Catedral hubiera sido un adelanto de lo que podrá ser ese museo de las cofradías del que todos piensan y nadie lleva a cabo. Una exposición con imágenes sagradas incluidas. Y el Domingo de Resurrección un ensayo de magna con bandas y todo. Hubiera sido una Semana Santa de laboratorio y probeta de cara al futuro. Por su parte, las dos nuevas cofradías, Bondad y Misericordia y la Salvación se mojaban pero lograban recogerse en sus templos. A partir de este día desaparecían las previsiones de lluvia y llegaba el bien tiempo.

El Miércoles Santo fue el gran día de la Semana Santa de nuevo. Cuesta pensar si hay un referente en el pasado de tanta gente en las calles. Eran miles las personas que se congregaban en el centro para ver cofradías y para disfrutar del Prendimiento. De diez la restauración del palio del Desamparo. Palio rojo de Elena Caro que nos devuelve un hito histórico que le da rango a la Semana Santa jerezana. De escoger tres o cuatro palios en la ciudad, el famoso palio rojo del Desamparo, inspirado en el de Juan Manuel para la Macarena, quedaría dentro de la lista top. Un Miércoles Santo de lujo que se paró nuevamente con el paso de la Amargura por las Angustias. Resaltar y destacar el repertorio musical de la Virgen de los Dolores. Exquisito y muy de don Germán. Sonaba ‘Al Pie de la Cruz’ por la carrera oficial y la gente de Sampalo demostraba que esta marcha entra dentro del compasillo y que es posible andar con ella. Como no podía ser de otra manera. De diez.

La recta final de la Semana Santa se centra en el Triduo Pascual. Cofradías rancias del Jueves Santo que rayaron a una gran altura. La entrada de Humildad y Paciencia en esta jornada fue la gran novedad. Parecía que el puzle quedaba encajado. Han tardado muchos años para encontrar esta pieza perdida. Pero Humildad y Paciencia es una hermandad que pega y calza perfectamente en esta jornada.

De la Madrugada hay que destacar la buena temperatura. Muchos cofrades no regresaron a casa para ponerse el abrigo y salir a ver las cofradías de la noche. No hizo falta. Tan solo destacar en el debe los retrasos provocados por el lamentable hecho protagonizado por las Cinco Llagas y que ha sido noticia en todas las tertulias cofrades de España. Pero este  hecho ya quedó perfectamente puntualizado en la edición del pasado día 20 de este mes y no hay más que detallar. Las cofradías se recogieron con mucho tiempo de retraso, a excepción del Santo Crucifijo que, como siempre se ha dicho en estas páginas, está a caballo entre el Jueves Santo y la Madrugada. Velocidad de crucero para pasar la primera en tierra de nadie. Jesús Nazareno hizo un emotivo encuentro de sus pasos en Cristina tras dos años sin salir. Y Jerez volvía a reencontrarse con su historia porque Jesús es pura historia de la ciudad. El estreno de la Misión Redentora le da un aire distinto a esta Madrugada de Jerez que tanto necesita de cajas chinas y trompetería.

Imagen curiosa de la una del Santo Entierro a primera hora de la tarde del Viernes Santo. Imagen curiosa de la una del Santo Entierro a primera hora de la tarde del Viernes Santo.

Imagen curiosa de la una del Santo Entierro a primera hora de la tarde del Viernes Santo. / Manuel Aranda (Jerez)

El Viernes Santo fue el día del gran experimento. El Santo Entierro pasaba la primera. División de opiniones. Unos dicen que había mucha gente en los palcos para ver la procesión oficial y otros atestiguan que no. Todos se ponen de acuerdo en que la Piedad volvió a conquistar a Jerez a través de su hermosura. Ahora los hermanos mayores del Viernes Santo tendrán que dirimir si el ensayo ha sido bueno o si vamos a una jornada del Sábado Santo. Creo que no va a haber mucho debate. Las cartas ya están echadas. Por otro lado el paso de la Virgen de Loreto es una gran maravilla. Rocalla pura que tiene visos de llegar a ser una gran obra de talla y diseño. El Cristo reinó de nuevo en Jerez y la Exaltación volvió a demostrar que la cofradía es el espejo de ese barrio que se enamora cuando llega el Viernes Santo. Cosa grande. La Soledad cerró el Viernes Santo desde la Victoria con la elegancia y el buen hacer de sus cofrades. Un broche maravilloso en la confluencia de Ancha, Lealas, Ponce y Porvera.

Debe y haber

Una vez hecho el recorrido breve de lo ocurrido hay que sacar conclusiones y todo puede ser mejorable. En líneas generales lo positivo gana a lo negativo. Por goleada. Este año se ha podido ver un público más respetuoso. En algunas zonas se pedía silencio cuando aparecían los ciriales de una cofradía.

Las bandas en líneas generales han sonado muy bien aunque ha habido honrosas excepciones que no vamos a citar. Destacar que ha sonado mucho Beigbeder o Andrés Muñoz. Y es que Jerez tiene un riquísimo patrimonio musical que por fin se está explotando tras los palios.

En lo menos bueno se han podido ver exornos florales muy exiguos. De querer tapar todo hemos pasado a ver cresterías de misterios sin flores o con un escaso centro en la delantera. En los palios ahora están de moda los motivos naturalistas. Tanto es así que parece que uno se encuentra en tiempos de Pentecostés. Hay cofrades que echan de menos esos clásicos montes de claveles rojos o monte de iris. Y el blanco de los palios se ha visto en pocos pasos. Se está perdiendo el canon clásico de montes con flores y se sustituyen con escenarios tan naturales que hay que ser un experto en botánica para poder discernir qué lleva cada jarra y cada ánfora.

En definitiva ha sido una Semana Santa de contrastes en lo meteorológico con el viento, la lluvia y el calor. En el debe se ha visto un claro descenso de las mantillas, algo que parece que vuelve a caer en crisis. Los cortejos habrán descendido, pero poco se ha notado a golpe de vista. Y en el haber, dos últimas e importantes cuestiones. Por un lado los muchos jóvenes con ganas de ver cofradías y con muy buen talante y, por otro, la vuelta de Onda Jerez a las retransmisiones de calidad. Este medio es un buque insignia de la comunicación en la ciudad y gracias al trabajo realizado por sus grandes profesionales han llevado la Semana Santa desde distintos puntos con información en directo totalmente actualizada. Y lo más importante: lo han hecho para llevar el incienso a cada casa y a cada cofrade que no pudo o no quiso pisar las calles.

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