Tres Caídas

Río de devociones

  • Miles de personas repitieron el ritual de acompañar a Nuestro Padre Jesús de la Salud en sus Tres Caídas

Medallas en el pecho, pies descalzos, sentidas oraciones… Es la marea humana que arrastra el Señor de las Tres Caídas. Esas mujeres que todos los lunes lo visitan en San Lucas, esas que han pedido por la salud de un familiar o porque su marido o hijo encuentren trabajo, esas lo acompañaron un año más en la jornada de ayer. No pocos quebraderos de cabeza les creará a los hermanos de las Tres Caídas el controlar a esta ingente masa de personas y seguramente desearían que al menos un tercio se vistiera la túnica negra de la hermandad, pero desde luego no se concibe otra estampa tras el paso del Señor caído.

Un rato antes de las seis menos cuarto, cuando se abrían las puertas de San Lucas, que por cierto estrenaba ayer su nueva categoría de monumento por la Junta de Andalucía, centenares de personas, en su mayoría mujeres, se colocaban de manera estratégica por los alrededores de la plaza para intentar colocarse lo más cercano al Señor en el momento en que éste hiciera acto de presencia.

El miserere interpretado por la escolanía de niños anuncia que la salida de Jesús de las Tres Caídas es cuestión de minutos.

Ángel Rodríguez llama a sus hombres. La salida del Señor, al igual que la de María Santísima de los Dolores es muy complicada y necesita de toda la pericia por parte del capataz  y los costaleros debido a las medidas de la puerta de salida. Con los dos hachones en el dintel de la puerta, suena la orden de los dos costeros a tierra por igual. El paso se viene abajo y, tras el duro esfuerzo costalero, Nuestro Padre Jesús de la Salud sale poco a poco a la calle.

Detrás, y tras un buen número de nazarenos, el palio de María Santísima de los Dolores se dispone a cruzar el dintel de la puerta de San Lucas. Si difícil era la salida del misterio, más lo es para el palio. De nuevo, los dos costeros a tierra. La banda sonora en estos momentos es el rachear costalero sobre la rampa y el sonido de los varales. Tomás Sampalo dirige a sus hombres en esta complicada maniobra que acaba en buen término y con el agradecido aplauso del público.

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