Cofradías

Así ha sido el Vía Crucis de las hermandades de Jerez

Via Crucis de las hermandades de Jerez

Via Crucis de las hermandades de Jerez / Manuel Aranda

El Vía Crucis de las hermandades ha vuelto a ser uno de los actos con mejor respuesta a lo largo de todo el calendario cofrade. Un acto tan arraigado que no se entendería la Cuaresma sin el acto piadoso que cada año lo preside la imagen titular de una de las cofradías de la ciudad.

Este año fue el Señor de Humildad y Paciencia. Pocos minutos después de las cinco de la tarde, desde la iglesia de la Trinidad, en la plaza de las Angustias, salía el Señor sobre unas andas de la hermandad de la Vera Cruz de Jerez que también cedía los faroles. La peana venía desde la hermandad de la Candelaria, concretamente del paso sacramental de la cofradía de La Plata que tan buenos lazos fraternos comparte con esta de Humildad y Paciencia. Un largo cortejo de hermanos de la cofradía trinitaria antecedía al señor por el camino más corto hasta llegar a la Catedral. A los pies del Señor se adivinaba una rosa donada por los cofrades de la hermandad de la Humildad y Paciencia de Cádiz, con quien también se mantienen estrechos lazos de unión. Además, también los cofrades gaditanos cedieron un cordón con el que los sayones le tiraron hasta el monte Calvario

Destacar entre los estrenos propios de un día grande para la corporación del Jueves Santo que la imagen del Señor estrenaba unas potencias de plata donadas por un grupo de hermanos y que han sido realizadas por el orfebre Ildelfonso Oñate y diseñadas por el cofrade y hermano de la cofradía Jaime Sánchez. Además, también el Señor estrenaba un paño de pureza de encaje del siglo XIX donado por las religiosas de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, signo de las buenas relaciones que, afortunadamente, mantiene la hermandad con la comunidad responsable del templo.

El Señor hacía acto de aparición minutos antes de la siete de la tarde para comenzar el acto piadoso. Un Vía Crucis que fue escrito monseñor José Rico Pavés, obispo de Asidonia-Jerez, el pasado año y al que se le dio lectura en un acto muy bien organizado por el consejo de la Unión de Hermandades. Entre las distintas estaciones, el maestro organista titular de la Catedral de Jerez, Ángel Hortas Rodríguez-Pascual, iba intercalando deliciosas piezas musicales como “Adiós, deseos del mundo”, de J. S. Bach o “Cristo yacía en las cadenas de la muerte”, de G. Liardon.

Una vez finalizado el acto piadoso, fue el momento del regreso de la imagen del Señor que estuvo presidiendo en el altar mayor de la Catedral durante todo el Vía Crucis.

En esta caso tomaba la parte alta de la Catedral para coger la Alameda Vieja y así llegar, por Conde de Bayona y Santa Cecilia, hasta el templo de San Miguel donde fue buscando las Angustias pasando por parte del corazón del barrio de San Miguel.

Enhorabuena a todos los que han trabajado para que este acto siga siendo uno de los más subrayados en la agenda cofrade de la Cuaresma. Un año más, brilló el Vía Crucis de las Hermandades este año más humilde si cabe en una acertada designación por parte de Curtidores. Junto al Señor que espera en la roca el momento de la entrega para ser crucificado.

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