El Parque de María Luisa es el lugar perfecto para disfrutar de la mejor cara de la ciudad, pero también de sufrir con la peor. Pasear por sus calles, glorietas, plazas y senderos es una gozada. Comprobar los ejemplos de abandono y de vandalismo resulta descorazonador. El Parque recibe cada día miles de visitantes atraídos por la Plaza de España, prueba de lo cual son las largas colas que se forman en los urinarios especiales dispuestos junto al monumento al arquitecto Aníbal González.

No hay una vigilancia especial en el recinto, como tantas veces se ha solicitado, ni siquiera se ha dispuesto una vez que se ha consolidado el turismo de masas. Quizás haya llegado el momento y el Ayuntamiento se deba plantear un cuerpo especial de vigilantes o un sistema de videocámaras en los lugares con mayores valores histórico-artísticos. El PP, que hoy gobierna en la ciudad, propuso sin éxito esta segunda solución en los años en que ha ejercido la oposición. Las seguridad y los cuidados del parque son insuficientes, sobre todo cuando se necesitan labora de restauración que no pueden ser asumidas por el personal de Parques y Jardines.

Al mal estado de conservación de la glorieta de la Virgen de los Reyes, de las que nos hicimos eco el pasado domingo en esta sección, se suma la vergüenza del vandalismo sufrido por la escultura de la alegoría El Genio de la glorieta de Covadonga, una de las más singular del recinto y con mayor tráfico de visitantes, alumnos del colegio público España, deportistas y clientes del mercadillo dominical.

El Ayuntamiento se gastó hace nueve años más de 60.000 euros en la recuperación integral del conjunto monumental realizado a principios del siglo XX por Manuel Delgado Brackembury (Trabajo y Ciencia) y Lorenzo Coullaut Valera (Arte y Genio). Las cuatro esculturas presentaban “graves problemas patológicos” como desplazamientos y ausencia de piezas, pérdida de volúmenes, existencia de fragmentaciones, fisuras y falta de cohesión de los materiales. A estas patologías se sumaba la existencia de pintadas en sus bases y la excesiva suciedad incrustada, lo que había acabado provocando el ennegrecimiento de las figuras. Todo aquello se reparó, pero los vándalos la dejaron destrozada años después. Y ahí sigue maltratada e incompleta.

Los monumentos, los parques, los mercados, los cementerios, los comercios y, por supuesto, las calles configuran la imagen de una ciudad. Contemplar que han amputado varios brazos que sobresalían de los personajes de El Genio es desolador. Se trata de desperfectos que suman ya varios años sin que nadie se haya preocupado de promover una restauración.

Esta obra, con los grupos que representan la Ciencia, el Trabajo y el Arte, adorna una glorieta de planta circular y diseño regionalista. El Genio en particular fue diseñado por Lorenzo Coullaut Valera y representa a un mancebo ante el cual la diosa romana Minerva (protectora de la sabiduría) reclina su cabeza, junto a otra figura agachada que representa a la ignorancia vencida.

La Plataforma Ciudadana por los Parques, los Jardines y el Paisaje de Sevilla se manifestó en su día contra los “ salvajes destructores de nuestro patrimonio monumental que tanto dinero le cuestan a nuestro erario”. El parque es una joya de la ciudad que exige mimo a diario. El incivismo no es culpa directa de los alcaldes, ni de los concejales, ni de los altos cargos varios, pero la permanente falta de mantenimiento sí lo es. En el año 2024 se cumplirán cien años de la apertura del Parque a toda la ciudad. Es la oportunidad para plantear un plan de seguridad del parque, como tienen otros monumentos como la Catedral y el Alcázar.