Robles se quedará con el Laredo, la cotizada esquina de la Plaza de San Francisco que había salido recientemente a concurso al cumplirse los años preceptivos. La firma sevillana ha optado por ejercer su derecho preferente e igualar la oferta más elevada de las que se han registrado en el Ayuntamiento en un proceso que se ha llevado con especial sigilo. La compañía Starbucks fue la que más pujó, encareciendo considerablemente la operación al presentar una oferta de 114.000 euros anuales más IVA para instalar un negocio franquiciado, una oferta que ha disparado el precio y que ha obligado a Robles a hacer un esfuerzo especial para quedarse con la explotación de un local que ha sido su principal apuesta en la última década. Hay que recordar que Robles comenzó pagando 2.337 euros más IVA al mes, que era el canon que abonaban los antiguos adjudicatarios, además del coste que le supuso la transformación del local. El nuevo concurso partía de la base de exigir el doble del canon anterior, un precio de salida de en torno a los 60.000 euros anuales.

Robles pasa a pagar ahora al Ayuntamiento un canon de 9.500 euros más IVA al mes. La apuesta de Robles evita el desembarco de un negocio franquiciado en un lugar privilegiado de la ciudad, un dato de especial interés en pleno debate sobre la desnaturalización de los negocios del casco antiguo. A partir de ahora explotará el Laredo durante quince años tras presentar este martesel escrito formal ante la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento.

El canon municipal por explotar el local pasa de 2.337 euros a 9.500 euros al mes

Hace una década que la firma Robles se hizo con el Laredo en una operación no exenta de polémica por la transformación que sufrió el interior del local. Tuvo que intervenir incluso la Comisión Provincial de Patrimonio de la Consejería de Cultura, que tutela la conservación del conjunto histórico declarado de la ciudad. Robles mostró entonces las fotografías antiguas del interior del local para demostrar que se había inspirado, precisamente, en la estética original del establecimiento. Toda la operación estuvo, en cualquier caso, marcada por la polémica incluso por detalles como el rótulo del establecimiento, pues el nuevo titular sustituyó el antiguo para añadir su apellido a la denominación tradicional de Laredo.

Robles Laredo genera en la actualidad quince puestos de trabajo. El esfuerzo de triplicar los gastos para asegurarse la explotación del local obligará a tomar medidas de reactivación de un negocio que, en buena parte, se basa en la terraza de veladores con privilegiadas vistas a la Giralda, cuyos principales usuarios son turistas extranjeros y visitantes nacionales. Robles ha sido el primer establecimiento en instalar una terraza de veladores en la plaza de San Francisco. Después le han seguido otros en otro sector del mismo enclave.

Starbucks ha tratado, una vez más, de seguir sus planes de penetración en la ciudad mediante el alquiler de locales en los cascos históricos, de ahí que duplicara el precio de salida del concurso.

El gobierno local que preside Juan Espadas ha admitido en los últimos meses la sobreabundancia de negocios franquiciados que despersonalizan el centro de la ciudad. Estando en la oposición, el hoy alcalde se mostró a favor de proteger negocios tradicionales, caso del bazar Victoria, que tuvo que abandonar su histórica sede de Entrecárceles por un local de Francos donde se han venido abajo sus ventas. El eje comercial que forman las calles Tetuán, Velázquez y la Campana está dominado actualmente por las franquicias. En el caso de la citada plaza, sólo queda la célebre confitería como firma local después del cierre de la zapatería Pilar Burgos. El debate sobre el fomento de la presencia de negocios locales está abierto. El paso al frente de Robles ha evitado el desembarco de una nueva franquicia. Diez años después, su polémica llegada a la Plaza de San Francisco se ha convertido en la forma de conseguir lo que, precisamente, quiere el gobierno actual: que el centro histórico de la ciudad no se despueble de firmas locales. En el caso de Robles, el negocio se encuentra regido por la tercera generación de la familia con vistas a que haya una cuarta que mantenga el apellido de la empresa.