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Congreso Extraordinario del PSOE-A

Tiempos de política valiente (y veloz)

  • Los ex presidentes aconsejan correr hacia las preocupaciones de los ciudadanos "sin complejos" por la crisis y las encuestas, mientras los delegados se apresuran a apoyar casi por unanimidad al nuevo líder

Rememoran los veteranos en congresos los kilómetros que en la jornada se hacen los presentes, políticos y periodistas en su mayoría, corriendo por los pasillos del recinto elegido. Del plenario a los despachos, de ahí a las salas oficiales o casi, ahora al hemiciclo y vuelta al punto inicial en una jornada maratoniana -más de 15 horas ayer- con el fin de obtener información sobre lo que pasará horas o días después: quién entra en la ejecutiva, quién se queda fuera, qué pasará con el Gobierno actual... Carreras y conversaciones de pasillo sobre asuntos internos y con la incertidumbre de la intempestiva hora en que se conocerá la nueva ejecutiva.

Sobre tiempos, los futuros, habló Rafael Escuredo, presidente de la Junta de 1979 a 1985, en el discurso más autocrítico, quizá el único, por las consignas que ofreció a los altos cargos y militantes socialistas. Escuredo adivinó "tiempos de valientes, no de aquellos que se acobardan leyendo mal las encuestas" y de "gestión, sí, pero sin renunciar a la política, una herramienta para acercar a la ciudadanía y que sepan que somos sus más genuinos representantes". Porque algo de ruptura con la hegemonía socialista intuye Escuredo por los efectos de la crisis, según revela un muestrario de encuestas, y por ello reprendió que "en estos tiempos de dificultad no vale ni ampararse en el burladero del partido, ni en los despachos", sino que es el momento "de la política y de la calle, y de andar sin complejos diciendo la verdad llana y sencilla a la gente de nuestra tierra", como en aquel 28 de febrero de 1980.

A aquel día del referéndum del Estatuto se refirió José Rodríguez de la Borbolla, sucesor de Escuredo en la Presidencia de la Junta y que ostentó hasta 1990 para dejar paso a Manuel Chaves. Los tiempos de 2001 en los que su sucesor propuso la reforma del Estatuto y que se encontró con la oposición, publicada, de los padres del Estatuto de Carmona.

"Dijimos que no era necesaria la reforma, pero Chaves sí lo vio", reconoció Rodríguez de la Borbolla, que entregó a Chaves la página de aquel periódico enmarcada. "Le dije a mi mujer: esa foto me la voy a comer con papas. Así que te la traigo y tú (a Chaves) haz con ella lo que quieras", broméo el ex presidente, para quien Griñán hereda "el periodo más brillante" de la historia del partido.

De la Borbolla compartió con Escuredo que "son tiempos de política" y de "buscarle la cara a la gente", porque en su opinión "ganamos el futuro -lema del congreso- si ganamos la cercanía de la gente resolviéndoles los problemas; no lo vais a tener fácil, pero confiamos en vosotros", concluyó.

Pero la clásica toma de la calle ha quedado desfasada -tanto como a juicio de Escuredo los discursos de la derecha: "más antiguo que cagar en el campo"- ante la apuesta del nuevo secretario general de incorporar en el partido las nuevas tecnologías. Unos 40 blogueros y tuiteros presenciaron el cónclave en lugar privilegiado en el plenario, la mayoría de ellos "independientes", dijo el secretario de Organización, Rafael Velasco, en la inauguración.

Tan críticos como los 514 delegados presentes en el congreso, que casi anotan un registro histórico en su apoyo a Griñán, un 99,8%. Sólo uno se saltó el guión.

Este respaldo supera a todos los porcentajes obtenidos por su antecesor, Manuel Chaves, que logró un apoyo del 64% en 1994, del 90% en 1997, del 79,2% en 2000, del 99,6% en 2004 y del 97% en 2008. Griñán ha conseguido con mayor velocidad -no hace un año tomó las riendas de la Junta- convencer al aparato socialista. Un tiempo de récord, que debe a la unidad que gestionó Chaves.

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