Con sus 1,60 metros de estatura y sus 60 kilos, Carla Suárez no es una tenista que intimide por su presencia. Por eso se pide a sí misma más carácter, más lenguaje corporal en la pista.

"Ha sido siempre una asignatura pendiente, desde pequeñita me lo han dicho. Tengo que sacar más el puño, mostrar más carácter", señaló Suárez, que hoy buscará los octavos de final en Roland Garros ante la italiana Flavia Pennetta.

"No expreso todo como lo expresan el resto de los jugadores y creo que sería un paso adelante si mostrara más carácter. No únicamente por lo que puede influir en mí, que me ayudaría a estar más activa, si no lo que puede hacer en las rivales", añadió la actual número ocho del mundo.

Suárez, dueña de un revés a una mano que es marca de otro tiempo, vive su mejor momento a sus 26 años: está octava en la clasificación, cuarta en el race anual y venció este año a nueve de las diez mejores. Pero tiene dos asignaturas pendientes: las finales -perdió ocho de las nueve que disputó- y el carácter.

"Al final es atreverme. No te imaginas la cantidad de veces que me grito ¡vamos! internamente... Millones de veces. En vez de hacerlo sólo interno, tengo que ser capaz de sacarlo, de mentalizarme y expresarlo para fuera", dijo la tenista nacida en las Palmas de Gran Canaria.

"Pero es que a veces también cuando tengo momentos de euforia muy grandes me desordeno mucho jugando", añadió.

Su entrenador, Xavier Budó, coincide con su pupila. "Es excesivamente noble", dijo Budó. "Carla es una persona que a nivel personal es muy noble, muy generosa, muy humilde, muy buena chica. Fuera de la pista es genial tener esos valores. Dentro de la pista tiene que hacer más teatro con el lenguaje corporal: cuando estás fuerte, transmitirlo; y cuando estás débil, esconderlo".

Suárez dio un salto en los últimos meses y llegó a París con más expectativas que nunca, después de caer en las finales de Miami y Roma este año. "Creo que todavía hay margen de mejora. Sobre todo en momentos de tensión, de estrés, ahí hay un margen de mejora", explicó la tercera española en alcanzar el top ten tras Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez.