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Nativel Preciado. Periodista y novelista

"Hay mucha gente jugándose la vida para contar lo que pasa"

  • Nativel Preciado está de gira con 'Canta sólo para mí', con la que consiguió el premio de novela Fernando Lara

-¿Viajó a los lugares donde van sus personajes? 

-Son sitios que conocí a lo largo de mi vida.

 

-Sale la novela y mueren García Márquez, Paco de Lucía, Ana María Matute...

-Es como tachar nombres de amigos de tu agenda. Yo pensaba en esas personas como seres vivos.

 

-Está muy lograda la trilogía de tres Gracias del Café Gijón: Ana María Matute, Josefina Aldecoa, Carmen Martín Gaite...

-Las traté a las tres. A la Martín Gaite menos, conocí mejor a su ex marido, Rafael Sánchez Ferlosio. En nuestra profesión tenemos el privilegio, la suerte inmensa de conocer a quienes admiramos. A veces nos llevamos decepciones pero son las menos.

 

-¿Le decepcionó Arafat?

-No es algo personal. Quería desmitificar a los personajes que los jóvenes de esa época han idolatrado. Entonces, en los dormitorios, en lugar de póster de las top models o los actores de moda estaban los del Che, Arafat, Angela Davis o las Panteras Negras. Era un juego literario para bajarle los humos a esa generación tan mitómana.

 

-¿El Hispano de su novela es el Madrid?

-Hay ciertas similitudes. Entonces se abrían y cerraban muchos medios de comunicación. Yo trabajé en Doblón, Opinión... Cuando entré en el diario Madrid estudiaba Políticas. Vi físicamente la demolición. Se me cayó alguna lágrima.

 

-¿Entrevistó a alguno de los personajes del libro?

-A Costa-Gavras, Jorge Semprún, Pinito del Oro.

 

-Tres lanceros bengalíes. ¿Era una generación muy cinéfila?

-Mucho. No había tantas diversiones como ahora y el cine era la diversión esencial. Las películas estaban en cartelera meses, algunas incluso años. 

 

-¿Le dio clase algún político en Políticas?

-La asignatura de Teoría del Estado la daba Fraga Iribarne, pero ese curso tuve la suerte de que lo sustituyó Raúl Morodo.

 

-¿Vivir para contarlo o contarlo para revivirlo?

-Hay que controlar la melancolía y la nostalgia.

 

-Ese oficio romántico se desangra con la muerte en directo de compañeros por los yihadistas...

-La prueba de que no ha desaparecido, de que la esencia de la profesión sigue vigente, es que a pesar de esas muertes en directo hay mucha gente jugándose la vida para contar lo que pasa. Se juegan el sueldo, el prestigio...

 

-Los Príncipes de su novela se hicieron Reyes...

-Los conozco a los dos. Tenía que darle un cierto toque institucional.

 

-¿Los ritmos de la novelista chocan con los de la periodista?

-El novelista necesita aislamiento, concentración, no perder el hilo de la historia y los personajes. El periodista es todo lo contrario. El oficio pide inmediatez, sociabilidad, estar alerta. He tenido la suerte de hacerlos compatibles, no todo lo que quisiera.

 

-¿Autores de referencia?

-Por no salirme de los periodistas que han hecho buena literatura, y sin mencionar a españoles para no olvidarme ninguno, me quedo con Truman Capote, Gay Talese, García Márquez, Norman Mailer.

 

-Su novela podría llevar por subtítulo el de la de Evelyn Waugh: Novela de periodistas. ¿Son literarios los reporteros?

-Somos muy literarios, cinematográficos. Muy maltratados en el cine negro americano. 

 

-¿Hay tensión entre plumilla y fotógrafo?

-El trabajo de fotógrafas como la protagonista permanece en museos y tesis doctorales.

 

-¿A qué ha renunciado?

-A nada. Cuando era niña, tenía dudas entre escribir, siempre me gustó, o dedicarme a la medicina, la ciencia o la investigación. De hecho, yo elegí un bachillerato de Ciencias y si existe la reencarnación en mi próxima vida me gustaría ser médico o científica.

 

-¿Aficiones?

-La música, el cine, mirar el mar, jugar a las cartas.

 

-En la novela habla del contencioso entre García Márquez y Vargas Llosa. ¿A qué lado se pone?

-Los dos me entusiasman como escritores. La raya la pusieron ellos mismos. Cuando el incidente con el disidente cubano Heberto Padilla, el único que se quedó defendiendo a los políticos frente a los intelectuales fue García Márquez. Me fío más de los intelectuales, los escritores.

 

-¿Prepara nueva novela?

-Estaba con otra historia, pero se me coló ésta. No me atrevía a escribir una historia de periodistas.

 

-¿Los protagonistas son reales?

-El femenino es una suma de varias mujeres. Tanis, el masculino, está ahí. Siempre hay en las redacciones de los periódicos un tipo brillante, seductor, que se lleva a las chicas de calle.

 

-¿Por qué sitúa al protagonista en la OLP?

-En esa época, en los periódicos la gente se dedicaba más a la política internacional, porque lo nacional no se podía contar. Lo internacional era un guiño para entender lo que pasaba dentro. Lo internacional estaba muy de moda.

 

-En 2015 hay todo tipo de elecciones. No le van a dejar escribir una novela...

-Pienso escribirla por encima de todos los candidatos del mundo.

 

-¿Cómo será Madrid sin la alcaldesa Ana Botella?

-Espero que más limpio y con menos gente que se rompa las piernas y la cabeza por las hojas.


-¿Es asidua de El Corte Inglés?

-Los recorrí todos en la promoción de Camino de hierro, novela con la que gané el premio Primavera.

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