Tribunales

El Juzgado de Menores ha atendido 323 casos desde que comenzó el año

  • La mayor parte de ellos están relacionados con la violencia doméstica que los jóvenes ejercen contra sus familiares directos, padres, hermanos y hasta abuelos · Un 75% de los asuntos llega a juicio

El Juzgado de Menores de Jerez ha atendido en lo que va de año 323 casos en los que se han visto involucrados niños y jóvenes menores de 18 años. Al ritmo actual el año en curso cerrará con unos 400 asuntos atendidos, "lo que no supondrá incremento alguno respecto al año pasado", destacó a este medio el titular de dicho Juzgado, Manuel Buitrago. A este respecto cabe destacarse que hasta finales del pasado mes de junio (primer semestre del año en curso) los casos atendidos habían descendido un 10% respecto a los que lo fueron en idéntico plazo de tiempo el año anterior, si bien dicho margen se ha recuperado entre los meses de junio y noviembre.

Un hecho que se debe tener en cuenta es que en el Juzgado de Menores de Jerez, ubicado en la sede judicial de la avenida Álvaro Domecq, se atienden no sólo los casos de la ciudad, sino también los que proceden de localidades vecinas y no tan cercanas como Sanlúcar, Rota, Arcos y Ubrique.

Según el juez Buitrago "en los asuntos que nos llegan desde la Sierra se ha detectado un incremento de peleas, lesiones y robos, mientras que en el ámbito de Jerez y Sanlúcar se ha visto un aumento de los casos de violencia doméstica en los que los padres, los hermanos e incluso los abuelos son las víctimas".

La mayor parte de esos 323 casos son faltas, apunta el conocido juez Buitrago. "La mayor parte son faltas por lesiones, por hurtos, por desórdenes públicos así como muchas peleas que afortunadamente no han pasado a mayores". En cuanto los delitos, el juez apunta que "hay un buen porcentaje de delitos menos graves como robos y violencia de género, y muy pocos delitos graves, como son los casos de los robos con violencia y los delitos contra la salud pública, o lo que es lo mismo, el tráfico de drogas.

De los 323 casos que habían llegado hasta el pasado viernes al Juzgado de Menores de Jerez las estadísticas apuntan que tres de cada cuatro acabarán en juicio, es decir, un 75%.

De otro lado, hay un dato especialmente curioso como que mientras la Junta de Andalucía ha detectado en sus estudios de campo una cierta relajación de las chicas jóvenes respecto a la violencia de género, aceptándose como una verdad ese disparate de 'me pega porque me quiere', el juez Manuel Buitrago señala que la referida violencia de género no está llegando al Juzgado de Menores. "El pasado 1 de octubre se cumplieron dos años de mi llegada a este Juzgado y en todo ese tiempo sólo he atendido dos casos de violencia de género. Su repercusión es mínima". Igualmente, el titular del Juzgado de Menores de Jerez destaca que la crisis económica que azota al mundo occidental tampoco ha tenido especial repercusión en el Juzgado que rige en forma de delitos patrimoniales "básicamente, explica el juez, porque "el bienestar de una familia no suele ser un el principal deber de un menor sino de sus mayores, que son quienes pueden caer en tales formas delictivas".

¿Cuál es el perfil del joven que acaba en el Juzgado de Menores? Pues según Buitrago "hay que dejar absolutamente claro que no hay distinción alguna. Hay tanto chicos que proceden de familias desestructuradas, algunos con problemas de drogas, y también nos llegan chicos de familias acomodadas que se han aficionado a realizar hurtos porque lo consideran una evasión o una distracción, una especie de juego en suma". Para Manuel Buitrago "en muchas ocasiones el principal problema del menor es la inmadurez psicológica".

Un aspecto de los Juzgados de Menores que muchos ciudadanos desconocen es que estas 'salas' se erigen en una especie de microcosmos judicial en el cual el juez hace funciones que en el caso de que el acusado fuera mayor de edad se derivarían a diversas sedes. No en vano, un Juzgado de Menores ejerce desde labores de Primera Instancia a las de Instrucción, pasando por la adopción de medidas cautelares, la práctica de diligencias y hasta realizar funciones de Vigilancia Penitenciaria para cerciorarse de que las penas impuestas (en algunas ocasiones fines de semana en sus domicilios sin poder salir a la calle) son cumplidas.

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