El Arco, puerta de la muralla que antaño separa el Jerez intramuros del arrabal de Santiago y del que sólo queda el nombre, se prendió del aura especial que por segundo año la vistió de liturgias y de fiesta para celebrar el día de su Patrón. Más de un millar de personas llenaron la sillas acomodadas sobre el adoquinado de Ancha y la plaza. Ocultando la primitiva fuente del claustro mercedario, sobre una plataforma se elevó al altar donde el obispo diocesano ofició la misa concelebrando con él varios sacerdotes. Como espigado retablo, los estandartes de las hermandades santiagueras: Prendimiento, Buena Muerte, Transporte, Soledad, Piedad, Sacramental de Santiago, Rosario y, extraordinariamente, Rocío. Una talla de Santiago, que reside accidentalmente en la Victoria, cerraba el efímero presbiterio a la sombra de la joya principal y objeto de toda esta movilización: la iglesia de Santiago luciendo orgullosa y sin complejos sus verdes redes protectoras como evocando unas manos que la sujetan en su gótica verticalidad sabiendo que sus negras duquelas se tornan blancas. Ciertamente, el carácter reivindicativo y, hasta cierto punto de indignación, que tuvo la celebración el pasado año afortunadamente ha perdido fuelle. La realidad es otra, las obras están en marcha y, lo que es más importante, que no hay marcha atrás ni administración que, esperemos, paralice la valiente actitud. Las voces de bronce y 'jondas' no faltaron como ineludible banda sonora. En lo flamenco se dieron la mano Santiago y San Miguel con artistas de las dos puntas gitanas de Jerez. El obispo usó en su corta homilía argumentos conocidos y usados por él como que estamos ante la obligación de mantener un patrimonio que va más allá del arte para ser historia y herencia sin que entre en colisión con estar pendientes de la cruda realidad social. Entró en su homilía en reflexionar sobre el apóstol y la misión de los Doce en el ejemplo de caminar junto a Cristo con la Cruz, citando el Papa Francisco. Tío Antonio, el Gallardo, creo una misa flamenca con la sublime inspiración que sólo tienen los que saben beber de las sabidurías de las ancestrales fuentes que eternamente manan de entre los sillares y recovecos de Nueva, Cantarería, Angostillo, Merced. Gente de aquí y de allá; del barrio y de todo Jerez; gente cofrade y autoridades locales. Todos amparando la fiesta por Santiago en un 25 de julio agradable que tuvo una pretendida prolongación con algunas barras instaladas en la calle por los bares del Arco y una tómbola benéfica. En unos pocos meses, dicen que comenzando 2015, la azarosa historia de Santiago empezará un nuevo capítulo. Amén.