El servicio de Urgencias del hospital de Jerez vivió ayer un nuevo colapso como consecuencia de la falta de camas en el centro sanitario, que se ha agudizado en el verano con el cierre de más de un centenar. Las esperas de algunos pacientes para ser hospitalizados han llegado incluso a los dos días, mientras en Observación y en la sala de tratamientos se encontraban todas las camas y sillones ocupados, por lo que hubo que habilitar otra zona en la sala de espera de Traumatología para atender a los enfermos, según las quejas de afectados. Hasta la tarde, no se volvió a recuperar cierta normalidad, ya que como ha ocurrido en otras ocasiones, se abrieron algunas camas que estaban cerradas, aliviando la presión que tenía Urgencias.

La situación no es nueva y los sindicatos ya habían advertido, una vez conocido el plan de vacaciones, que se presentaba un verano problemático, unas circunstancias que se han ido agravado en los meses estivales de los últimos años con los recortes presupuestarios y las limitaciones que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha impuesto en la contratación de personal sustituto. A los pocos días de cerrarse las primeras camas a principios de julio se produjo ya la primera saturación del servicio de Urgencias, con un total de 25 pacientes pendientes de ingreso en planta. Este colapso obligó al hospital a reabrir 20 camas de las que habían quedado inhabilitadas o en reserva, la terminología que emplea el SAS. La delegada territorial de Salud, Miriam Alconchel, defendió la capacidad de respuesta de la administración sanitaria ante el pico de pacientes a Urgencias y restó importancia al hecho de que se tuvieran que abrir camas cerradas. No obstante, la queja que en numerosas ocasiones han expresado los sindicatos es que estas camas se abren sin personal suficiente o bien recurriendo a profesionales de otras plantas, que también se quedan "en cuadro". Alconchel señaló en su momento que las camas cerradas "están disponibles en el momento que hagan falta" y argumentó que los planes de vacaciones se organizan en función de la experiencia acumulada en años anteriores. Según el SAS, en verano baja la frecuentación, un hecho que, no obstante, se produce en gran parte porque no se programa el mismo número de intervenciones. Como es habitual en estas fechas, el hospital está aprovechando además los cierres para realizar diversas mejoras en algunas plantas, obras que son incompatibles con la presencia de pacientes.

Al cierre de camas durante este verano se une el recorte que ha sufrido la actividad en los quirófanos, que se ha suprimido totalmente durante las tardes hasta el 15 de septiembre, fechas en las que habitualmente empieza a recuperarse la normalidad. La segunda quincena de agosto es la más afectada por la merma de operaciones quirúrgicas ya que están cerrados un total de cuatro quirófanos. Lo mismo está ocurriendo con las consultas de especialidades, que también han sido suprimidas por la tarde.

Según la última denuncia realizada por el PP, los cierres se han ampliado en el mes de agosto al servicio de Urología y Otorrino, lo que ha dejado al hospital con sólo un urólogo localizado por si surge una urgencia.