Óscar Rodríguez, depositario judicial, disfruta "con todo aquello que huela a la gasolina, que queme gasolina". Su padre, cuando él tenía 5 años, se compró un barquito. Y fue entonces cuando nació la pasión por el mar. Años más tarde encontró los placeres de la velocidad controlada compitiendo con motos en Santander, aunque nunca de forma federada. Unir ambas pasiones, la navegación y la velocidad, le ha llevado a ser maestro de embarcaciones, especialista y doble en la película 'El Niño', recientemente estrenada, donde en muchas escenas aparece haciendo uso de sus habilidades o, por el contrario, oculto por si cualquier problema mecánico dejaba una lanzadera convertida en una bala sobre el mar durante horas.

Todo comenzó cuando los responsables de la productora se acercaron a la provincia para adquirir más conocimientos sobre esos jóvenes que unen dos mundos a base de fardos, lanchas rápidas y sobre todo mucha velocidad.

Fue Manuel González, responsable de prensa de la Comandancia Provincial de Cádiz, quien les dijo que si querían saber de velocidad sobre agua debían ponerse en contacto con Oscar. "Al final salgo en media docena de escenas doblando. Lógicamente no se me ve la cara pero he disfrutado enormemente. Me pagaron por el trabajo, y muy bien por cierto, pero debo confesar que lo habría hecho hasta gratis". Tan buena relación ha tenido con el equipo que estará de nuevo en unas escenas de combates sobre el agua en la película 'Clavius', que se rodará en los parajes del Cabo de Gata, en Almería, inspirada en unos hechos que se desarrollan entre los siglos 0 y I de nuestra era. Será en septiembre cuando vuelva a estar sobre el agua ofreciendo su experiencia.

Oscar Rodríguez se muestra encantado con esta nueva faceta, que le ha permitido conocer a profesionales de primer orden como Jordi Casares (de la empresa de especialistas 'For Action' que llegó a trabajar en 'Troya' o 'Titanic') o a Raúl Romanillos, responsable de efectos especiales de un film tan complicado como 'Lo imposible'.

Sobre su trabajo en la película, apunta que "se vivieron muchos momentos de tensión que tan sólo la tremenda habilidad de los especialistas aliviaba". Según apunta, ir a 95 kilómetros por hora en mar abierto, en un vehículo que lleva encima 2.000 litros de combustible te hace preocuparte. Además, si tienes sobre la cabeza un helicóptero rozándote todo se complica". A la hora de sacar conclusiones apunta que "ciertamente todo fue duro, se trabajo mucho, pero el resultado está ahí y al público le va a encantar".